Desde el pasado 29 de octubre la Dirección General de Servidores Públicos, de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), inició investigaciones, dentro del expediente 311/2011/DGSP contra el encargado de despacho de la Dirección General de Atención a Delitos de Alto Impacto (DGDADAI), Manuel Santa María Sánchez, por acoso sexual en agravio de una de sus secretarias, a quien presuntamente molesta constantemente y amenaza con hacerle “daño laboral” si no accede a sus pretensiones. La queja está a punto de concluir y en este espacio no sólo les vamos a comentar el avance de las indagatorias, sino los detalles de la queja.

Ahora don Ardelio tiene una amiga incómoda
La susodicha se llama María Luisa Castelán Monroy, actualmente se encuentra adscrita al Juzgado de Primera Instancia de Zacatlán y recibió un memorándum de “observaciones” por parte de la Supervisión Técnica de la PGJ por tratar mal a quienes se encuentran bajo sus órdenes.
La servidora pública, en la zona oriente del estado ha ocupado cargos importantes, ya que fue coordinadora de Ministerios Públicos en Huauchinango, también estuvo a cargo de las oficinas del fuero común en Xicotepec y Zacatlán, y durante todo este tiempo ha presumido una amistad directa con don Ardelio Vargas Fosado, secretario de Seguridad Pública, lo que ha evitado que sea cambiada de zona, pese al mentado dicho de que es sano cambiar a los agentes del Ministerio Público de adscripción en forma constante.
Lo malo es que la misma licenciada se creyó eso de la “buena amistad” con don Ardelio y sus desplantes con el personal de la PGJ son de “película”, sería bueno que la ministerio público aterrizara y se creyera eso de que “nadie puede estar por encima de la ley”.
O todos coludos, o todos rabones.

El correo de los muertos
Que ya le pare el comandante Morales
“Señor periodista, me acabo de enterar de su columna en donde usted trata algunos asuntos de corrupción de algunos miembros de las diferentes corporaciones policíacas y me interesa mucho que usted pueda mostrar cómo son y lo que le voy a escribir es uno más de los actos de corrupción a los que estamos sometidos aquí en Izúcar de Matamoros.
”Aquí, en Izúcar de Matamoros, hay un comandante de la Policía Ministerial que se llama Andrés Morales, el cual es muy conocido ya que por estos rumbos tiene mucho tiempo de trabajar, pues déjeme decirle que él en compañía de uno de sus elementos quien se identifica como Javier, pero en realidad es conocido como ‘El Tlayuda’, y eso se supo por uno de sus amigos que se apellida Padilla, quien también es ‘madrina’ de los federales y gran amigo del comandante Andrés Morales y del ‘Tlayuda’, quien también es muy conocido, ya que entre ellos se dedican a cobrar dinero a todos los disqueros, los que venden tenis y uno que otro que venden cuetes y se escudan diciendo que el director de la Ministerial tiene conocimiento de todo esto y si no ‘le entramos’ van hacer un operativo para quitarnos toda la mercancía, bueno y eso no es todo el comandante Andrés Morales vende y compra armas de las cuales se las vende a sus conocidos y dígame ¿esto lo sabe el director?
”De todo esto de cobrar rentas descansamos aproximadamente tres meses cuando el comandante Andrés Morales no anduvo por estos rumbos y aproximadamente tiene un mes que llegó y ya mandó a su elemento a informar que el comandante había llegado y que teníamos que entrarle con los tres meses que habíamos descansando y que si no queríamos que personalmente el jefe vendría a hablar con nosotros y que nos atuviéramos a las consecuencias.
”Ya estamos hartos de este comandante que en lugar de proteger a la ciudadanía nos cobre por vender tenis, discos, ropa, de las cuales usted sabe que nos ganamos la vida dignamente como para que él venga a extorsionarnos, ya estamos hartos y quisiéramos saber que hará el director de la Policía Ministerial al respecto.”

Hasta aquí la carta.
Nos vemos cuando nos veamos.