Melquiades Morales Flores es el hombre más perverso en la actual política poblana. Entiéndase que para ser perverso se necesita ser inteligente, tener paciencia y jamás demostrar sus emociones.
Actualmente, un grupo que verdaderamente influye en la política local es el melquiadista.
David Villanueva Lomelí, yerno del exgobernador, por ejemplo, es el titular del OFS, es decir, el área encargada de revisar las cuentas públicas. En términos más pragmáticos es quien somete a los presidentes municipales que no se alinean.
Ahí en el OFS (antes Contaduría Mayor de Hacienda) se practica desde hace mucho tiempo un deporte llamado “aquí o te aclimatas o te aclichingas”.
No hay poder humano que se pueda oponer a ello.
Un hermano es diputado local y en una de esas se logra colar para una diputación federal. Uno de sus hijos de Melquiades, Fernando, seguramente tendrá una buena posición en los próximos comicios y de ganar el PRI la Presidencia estará nuevamente en las cámaras y reflectores.
Muchos de sus excolaboradores están donde deben estar, por ejemplo Ernesto Echeguren, uno de los hombres más cercanos es quien aconseja a la presidenta del Partido Nueva Alianza, Mónica Arreola Gordillo.
Otros tantos excolaboradores están en diferentes posiciones estratégicas de la actual administración.
Nadie observó que Morales Flores fue quien al final le levantó la mano a Mario Marín, y después fue quien lo destruyó operando electoralmente a favor de la Coalición que encabezó Rafael Moreno Valle.
Es de los generales que en la guerra gasta pocas balas y poco dinero para ganar las batallas, porque, obviamente, con su estilo personal es muy fácil que dé la vuelta a las acusaciones y señalamientos y consiga sus fines.
En estos tiempos electorales que se avecinan, seguramente tendrá una influencia en el ámbito local y nacional.
Su voz tendrá peso como lo tiene en la actual administración, pues está dentro de los hombres más poderosos de este sexenio.
Recientemente la revista 360 grados —editada por Alejandro Rodríguez y un servidor— presentó una nueva radiografía del poder en Puebla y cómo se conforma éste.
En el primer lugar, obvio aparece Rafael Moreno Valle Rosas, pero en el segundo y nadie puede opinar lo contrario está: Elba Esther Gordillo Morales pues ella, a pesar de ser tan criticada y cuestionada, es quien de alguna forma hizo que el PRI perdiera la elección en el 2010 y encumbrara a su ahijado político.
También está la figura de Melquiades Morales como un asesor político que no cobra en la nómina, sino que más bien lo hace en un carácter moral, pues no hay que olvidar que el padrino o mentor del actual mandatario es de quien empezamos hablando en esta columna.
Lógico es que aparecen personalidades como Fernando Manzanilla, Marcelo García Almaguer, Tony Gali, Mario Riestra, Guillermo Aréchiga y por supuesto el aún rector Enrique Agüera Ibáñez, quien hasta en el SNTE lo vitorean.
También está el enemigo número uno de este sistema: Ricardo Henaine, quien por los escándalos en los que está envuelto sí hay que mencionarlo, pues influye para bien o para mal en los poblanos.
Obvio, el líder de El Yunque, José Antonio Quintana Fernández, y algunos empresarios locales que han destacado en el ámbito nacional.
Esta nueva composición del poder político en Puebla ha cambiado todo: los buenos del pasado ahora son los malos, los malos ahora los buenos. Una historia que se escribe y reescribe cada seis años, pero que hay que tener siempre presente en los tiempos de amor y cólera en Twitter.