Muchas especulaciones surgieron por la presencia de Eukid Castañón en la reunión que sostuvo el gobernador Moreno Valle con la candidata panista Josefina Vázquez Mota, el alcalde Eduardo Rivera, el secretario general de Gobierno Fernando Manzanilla y una docena de suspirantes panistas.
No faltaron los que subieron de inmediato a Eukid a una candidatura a diputado federal, mientras que otros lo colocaron en puestos partidistas y hasta en la coordinación de la campaña presidencial en Puebla.
Todo un torbellino de interpretaciones y lecturas provocó esta aparición, aunque la verdadera razón es la fortaleza que tiene este personaje en el grupo cerrado morenovallista.
Y así como apareció en esta reunión, seguramente lo veremos cuando el gobernador se reúna con otros partidos políticos.
Todo se resume a que Eukid Castañón es el principal operador político de Casa Puebla sin estar en Casa Puebla.
La estrategia de haberlo mantenido fuera del gabinete resultó una efectiva jugada de Moreno Valle, ya que sin los reflectores y sin los “candados” oficiales, puede realizar los encargos más delicados del señor de Los Cerros.
Lo demás, son meras especulaciones.

El PRD y sus cabezas de ratón
El mandamás del PRD poblano, Luís Miguel Barbosa Huerta, quien lleva controlando dicho partido por más de 15 años, nuevamente quiere imponer sus condiciones, tiene lista la convocatoria para que el nuevo consejo estatal tome protesta y una de sus incondicionales, la consejera Socorro Quezada Rojas, sea la nueva dirigente estatal.
Desde ahora, junto con Erik Cotoñeto Cardona, buscan cerrarle el paso al joven legislador Antonio Gali, quien ganó con la votación más alta para un candidato a diputado emanado del PRD.
Los dueños del partido del Sol Azteca saben el potencial del diputado, por lo que han crecido sus celos por el futuro político del legislador y líder de su bancada en el Congreso del estado.
En su lógica de control operan para que con una dirigente a modo, los “Chuchos” sigan impulsando a sus candidatos a las diputaciones federales y simular que apoyan la campaña de Andrés Manuel López Obrador.
Por su parte, el alicaído líder estatal Miguel Ángel de la Rosa nada puede hacer porque lo tienen vetado. Dicen al interior de este partido, que su presidente estatal tiene menos fuerza que un Sidral.
Barbosa Huerta, junto con Jesús Ortega, son una fracción que ha coincidido con el calderonismo y en Puebla con Rafael Moreno Valle, no quieren al obradorismo y tienen diferencias con el otro “Chucho” —Zambrano— actual dirigente nacional del PRD, quien tiene una formación de izquierda y es el impulsor de la unidad con las demás izquierdas y con el propio AMLO.
A las demás tribus las marginarán y buscarán arrinconarlas. No desean que nadie les estorbe. Su verdadero interés son las elecciones intermedias para quedarse con el comité municipal en esta ciudad y no dejar que Tony Gali siga creciendo en la ciudad.
Es evidente que —antes que crecer como partido— los “jefes perredistas” prefieren seguir siendo “cabezas de ratón”.
El PRD en Puebla sigue en crisis, se ha desfigurado; los “Chuchos” prefieren seguir con su plato de lentejas haciéndole el juego a la derecha, antes que asumir su función de izquierda y criticar abiertamente el papel de la actual administración, particularmente por los tiempos electorales que se avecinan.
En medio de la inestabilidad política, una fuente del interior del PRD me reveló que se ha dañado la relación entre este partido y el gobierno del estado y que la razón no es política, sino financiera.
Que es un secreto a voces que cuando Jesús Ortega tiene aprietos económicos, a través de su operador personal Luis Miguel Barbosa, ordena a Erik Cotoñeto que pase la charola al subsecretario de Gobierno, Mario Rincón, para que les libere recursos adicionales de la partida secreta.
Al parecer, en las últimas semanas este apoyo no ha fluido como los “Chuchos” esperaban, por lo que existe un enfado hacia el gobierno morenovallista.