Cuando todo indicaba que la comparecencia del secretario de Seguridad Pública, Ardelio Vargas Fosado sería tersa como las demás, el diputado José Juan Espinosa se levantó de su curul para encarar al funcionario morenovallista.
En términos boxísticos, el legislador lo puso contra las cuerdas, no sabía ni cómo defenderse de los cuestionamientos que le hacían.
José Juan le recriminó el abuso policiaco que le caracteriza para desalojar movimientos sociales en todo el estado, como la represión de que fueron objeto los campesinos de Chignahuapan.
Al verse acorralado, el encargado de la seguridad pública de la entidad se justificó: “Yo no hice las leyes, únicamente procuro que se cumplan. Yo sacrifico a mi Policía, no de ahora, de siempre”.
Y una confesión más: “Soy abogado y he ocupado diversos cargos que tienen (que ver) con los derechos humanos y las garantías individuales y procuró respetarlos. Quiero dejar claro que en Puebla nadie (está) por encima de la ley, y si eso me cuesta irme del estado, señores diputados, así lo haré. Si eso me cuesta afrontar alguna responsabilidad ante alguna autoridad competente, así lo haré. Aquí hay leyes y hay orden, Puebla es diferente”.
Ante esta confesión no queda más que aplicar la ley.
Porque como reza la frase más trillada del morenovallismo: “nadie está por encima de la ley”.
Entonces, ¿por qué no se aplica en este caso?, ¿o la ley sólo se aplica a los enemigos políticos, no a los amigos?
Un punto más sobre la comparecencia de Ardelio Vargas en el Congreso: Si ante el pleno de la Cámara de Diputados ofreció su cabeza, ¿por qué los diputados no le toman la palabra?
¿A qué le tienen miedo?
No cabe duda, los legisladores sólo obedecen órdenes.
En fin, así es el nuevo estilo de gobernar.

Acuerdo con el que ganan todos
Ayer en el PRI hilaron fino y evitaron que Zavala apareciera en las boletas electorales, lo que sin duda le restaría votos al candidato a la Presidencia de México, Enrique Peña Nieto.
Como premio de consolación será diputado federal, pero a escondidas. De esta forma, tendrá el fuero político que tanto anhela, pero no le restará puntos a la imagen a las campañas que se avecinan.
Fernando Morales también sale ganando porque tendrá el control del priismo poblano, le tendrá que dar otro giro para sacudirlo de sus fantasmas y convertirlo en ganador.
Y hasta el gobernador Rafael Moreno Valle resultó también ganador, ya que tendrá en Fernando Morales a un aliado con el que podrá lograr acuerdos.
No cabe duda, en el PRI poblano se viven nuevos tiempos.
Habrá que esperar a los resultados.