Las ideas políticas y los proyectos de nación los han sustituido por las mediciones y las tendencias que marcan las encuestadoras. Esa parece ser su guía de acción y conducta.
Buena imagen, mucho rostro, actuaciones grandilocuentes, grandes poses, buenos vestuarios en color blanco, el mensaje perfecto e impactante… son una parte del guión de campaña de los presidenciables. Sumado a lo anterior, veremos mediciones diarias que se mandarán a hacer, spots de telenovela, grandes recursos económicos, presencia mediática, actividad constante en las redes sociales y emblemas partidarios reducidos a la nada.
Lo fundamental para sus campañas será meterse en el ojo y en la cabeza de los electores, fijar sus mensajes entre la opinión pública, buscar que perduren y hacer que la percepción sobre cada uno sea positiva.
El objetivo es esa gran masa de votantes indiferentes, switcher, indecisos, convenencieros, raros, molestos, inseguros. Sí, aquellos que esperan hasta el último día para decidir su sufragio, sobre todo porque sus grandes estrategas y líderes políticos saben y descubrieron que nuestra sociedad no tiene o profesa ideología alguna.
Nuestro tejido social está debilitado. En medio de tantas preocupaciones y tragedias que hemos vivido, hoy la gente que va a estar pensando en tener una posición ideológica, lo que busca es tener un empleo y recursos para llevarlos a sus familias.
Para no verme muy parcial, por eso menciono a los tres aspirantes. Sin embargo, creo que Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota, nada tienen que ofrecernos: ambos les fabrican excelentes envolturas de presentación, para consumo popular, sólo con un detallito, el producto es malo y sin sustancia, sabe feo.
De ahí lo cuidadoso que andan, no quieren por ningún motivo agredir la sensibilidad popular y perder su famosa “credibilidad” ganada en las encuestas.
Uno celebrará de manera muy discreta y con bajo perfil los 83 años de vida del partido más viejo de México, el PRI. Aquellos tiempos de las matracas, los acarreados pobres, las tortas y el aullido de los ferrocarrileros han quedado atrás, son otros tiempos y los comicios se acercan.
Modifica su look, hará novelas para atraer el voto femenino, cambiarán las casacas rojas por la vestimenta blanca y suave. Es el momento de que vean al candidato y no su partido, el tricolor anda muy quemado entre la “raza” de las clases medias.
La doña sigue “cautivando” a los grupos de mujeres, con su vocecita y sonrisita quiere demostrar que es la hora de las mujeres hacendosas, del hogar, las que son padre y madre a la vez.
Ella no tiene “bronca” con la marca de su partido, su reto es romper con el calderonismo. Su vestimenta es decente, se quita los zapatos para andar cómoda, muestra el carácter de una mamá y le sigue siendo fiel al color azul.
Sobre un tercero, para no ser subjetivo, el don López Obrador anda medio activo, su lenguaje de concordia y buena onda medio pega. El color amarillo, rojo o naranja también ha desaparecido, lo mismo que la fraseología de izquierda.
Tendenciosas o no, las últimas encuestas publicadas lo han estancado en un tercer lugar, si no quiere vivir de nuevo lo sucedido en el 2006, las izquierdas deben cambiar de estrategia cuanto antes. El “foco amarillo” se ha prendido entre sus filas.
La pregunta sigue siendo la misma: ¿en manos de quién quedaremos? Tal vez con todo lo que muestran las pugnas partidarias, sea mejor encomendarnos a Dios.
Efectivamente, la lucha por el poder no sólo encarna la Presidencia de la República, va pegadita con está, las representaciones en ambas Cámaras y las mayorías parlamentarias.
Hete aquí un poquito el tamaño de las ambiciones por las listas
nacionales de senadores y diputados de representación proporcional, en los tres partidos políticos: PAN, PRI y PRD.
Los del PRI repartieron todo el pastel, Peña Nieto tienen sus lugares, gobernadores también, televisoras y grupos de poder económico. Lo mismo la CNC, CTM, CROM, CROC, FTSE, CCI, CNOP y hasta los antorchos lograron su lugarcito.
Para despejar dudas y sospechas de que Manlio Fabio Beltrones pudiera hacer “pacto” con la oposición, será diputado federal y Emilio Gamboa, senador.
Entre los panistas, tanto calderonistas como los josefinistas, así como el Yunque y sus demás grupos de presión y recomendados, serán senadores y diputados.
Don Luís H. Álvarez y otros panistas han invocado a la moral blanquiazul y sus postulados para reclamarle a Gustavo Madero por las imposiciones en Chihuahua. En Veracruz hay rebelión, muchos panistas están molestos por el “agandalle”.
En las filas del PRD ninguna corriente nacional quiso dejar sus espacios para dárselos a las propuestas de López Obrador.
Nadie cede, y las principales corrientes se quedaron con los primeros lugares en sus listas nacionales. Serán muy obradoristas, pero “Los Chuchos” se quedaron con todo y las demás tribus nada dejaron para Morena.
¡Jesús mío! En estas manos quedaremos y depositaremos nuestro destino como país.