Ya transcurrió casi un mes de que iniciaron las campañas políticas y éstas no prenden. Mientras los candidatos presidenciales de todos los partidos políticos se desgarran las vestiduras en sus spots de radio y televisión, los mexicanos no captan ningún mensaje que implique la posible solución a los principales problemas del país.
En Puebla las cosas todavía están peor, pues los aspirantes al Senado de la República y al Congreso de la Unión se han dedicado a preocuparse unos de otros sin presentar, en su mayoría, propuestas concretas que planteen cambios de fondo para el estado.
En la vida que vivimos diariamente lo poblanos, hay quienes —aunque no lo crean— ni siquiera saben que estamos en periodo electoral. Y quienes lo sabemos no entendemos cómo van a hacer los aspirantes a un cargo de elección popular para convencer a millones de personas de que ellos son una opción.
Sí, hay que agradecer que ninguno de los futuros representantes populares haya tenido el mal gusto de colocar pendones y publicidad “chatarra” como nos tenían acostumbrados, sin embargo tampoco están caminando las calles del estado con la claridad necesaria para convencer a sus posibles electores.
¡Cuándo se había visto que ahora los candidatos suplentes tuvieran que entrarle a la contienda con publicidad y actos públicos propios! ¡Cuándo vimos una pública renuencia a participar en debates “no oficiales” como sucede no sólo a nivel nacional sino en Puebla!
El temor que genera la ignorancia es evidente entre los aspirantes a un cargo de elección popular. Vergonzoso.
Nos enfrentamos pues, pese al incremento de la población electoral, pese a la existencia de medios de comunicación alternativos como las redes sociales, pese a los grandes gastos de campaña, a un proceso electoral mediocre, gris y lo que es peor, sin posibilidad de un cambio verdadero gane quien gane el próximo 1 de julio.