El tema de la seguridad es un asunto al que ninguno de los candidatos había entrado con determinación; pareciera que el crimen organizado generara un miedo inusual en los personajes que buscan gobernar el país.
Fue hasta el día de ayer cuando Enrique Peña Nieto tomó el toro por los cuernos anunciando al general colombiano Óscar Naranjo Trujillo como su asesor externo en materia de seguridad en caso de llegar a la presidencia.
Era de llamar la atención que los cuatro candidatos presidenciables evadieran el tema concretándose a ceder esa responsabilidad al Ejército.  Evidentemente, el anuncio de ayer respecto al general Naranjo es un importante golpe mediático de cara a la fase final de la campaña, ya que el equipo de campaña de Peña Nieto encontró en el tema de la seguridad un enorme vacío de propuestas, por lo cual el nombre del general colombiano implica una política en contra del crimen organizado.
El historial de Óscar Naranjo Trujillo lo coloca como el artífice del desmantelamiento de los principales cárteles colombianos y de la muerte del capo Pablo Escobar. Además, este estratega militar recibió la condecoración general de cuatro soles y el reconocimiento en el 2011 como el mejor policía del mundo.
Sin duda, Peña Nieto aprovechó un momento en el que el que predominaba el hastío generado por las abundantes campañas negras para abordar el tema de la inseguridad que tanto inquieta al país.
Irónicamente, fue Andrés Manuel López Obrador quien en 2002 contrató con éxito a Rudolph Giuliani para controlar a la ola de violencia desatada en aquel entonces en la ciudad de México.
Sin embargo, en esta ocasión Enrique Peña le comió el mandado al candidato de la izquierda y dio un certero golpe en esta materia.
Para fines electorales, el abanderado priista a través de este anuncio puede mantener su ventaja captando las filias de quienes esperaban propuestas concretas para abatir a los poderosos cárteles del crimen organizado.

Bañando a un burro
El día de ayer los reporteros de Intolerancia Diario que cubren la fuente del Congreso del estado me informaron que el diputado Héctor Alonso había subido a la tribuna para lanzar graves ofensas y calificativos en mi contra.
Al respecto, en mi calidad de director de este rotativo y por la gravedad de las acusaciones, decidí llevar este caso a los tribunales para que en su momento sea desaforado y enjuiciado el legislador del partido de Elba Esther Gordillo.
Y es que contestarle a Héctor Alonso a través de una columna periodística resulta materialmente imposible.
Hacer entrar en razón a un sujeto como éste es como bañar a un burro: es perder tiempo, jabón y agua.
En una próxima entrega les presentaré una semblanza de la historia política y personal de Héctor Alonso, quien es heredero directo de las “bondades” del viejo PRI.
Su historia no tiene desperdicio.
Créanme que estamos hablando de uno de los personajes más negros de la historia reciente de Puebla.
No se la pierda porque es de colección.