El día de ayer, Andrés llegó al Zócalo de Puebla con una de sus “pruebas” en el bolsillo.
Fiel a su naturaleza, el frustrado candidato de las izquierdas presentó una tarjeta telefónica de las que fueron regaladas por el abanderado priista en las pasadas elecciones, mismas que —de acuerdo con esta acusación— ofrecían cien minutos de tiempo aire. Así las cosas, López Obrador presentó físicamente una tarjeta telefónica, asegurando que Enrique Peña Nieto había lucrado electoralmente con estas tarjetas, las cuales además de tener la foto del excandidato también envían un mensaje antes de correr el tiempo en cada una de las llamadas.
Lo que no dijo López Obrador es que él también ha utilizado estas tarjetas, tal y como lo demuestra Intolerancia Diario en su nota principal de este día. Es evidente que AMLO apostó a la falta de memoria de los electores, pero desdeñó la posibilidad de que alguien conservara una de las tarjetas que él utilizó desde 2009, lo que demuestra que el hombre que se dice víctima del derroche financiero del PRI utilizó los mismos medios de promoción.
Así las cosas, una vez más Andrés Manuel vuelve a hacer el ridículo, al presentar como prueba las mismas tarjetas telefónicas que él regaló por todo el país desde 2009.
Bien dicen que “el que las hace… no las consiente”.

Hueso mata lealtades
Al igual que Pedro el apóstol, el exlíder estatal del PRD, Miguel Ángel de la Rosa, negó a López Obrador antes de que cantara el gallo.
Hay que recordar que De la Rosa abandonó la dirigencia del partido del Sol Azteca 15 días antes de la elección presidencial, para aceptar la Subsecretaría de Gobierno morenovallista, abandonando a López Obrador y a sus candidatos. Una vez aceptado el hueso que desde Casa Puebla le lanzaron al perredista, el expresidente estatal de ese partido de plano se olvidó del supuesto compromiso moral que tenía con quienes en su momento confiaron en él.
El día de ayer no fue la excepción, y Miguel Ángel de la Rosa brilló por su ausencia en el mitin de AMLO, seguramente para evitar poner en riesgo su nueva chamba. Recuerdo perfectamente a Miguel Ángel de la Rosa cuando en una entrevista de radio me aseguró que si el PRD le abría las puertas a una alianza con el PAN, para convertir a Moreno Valle en candidato, él renunciaría a la dirigencia perredista.
A tres años de distancia, la historia lo define como el único perredista que se benefició de manera directa de la alianza que supuestamente él satanizó. Por lo pronto, al igual que muchos otros poblanos, Miguel Ángel abandonó a AMLO negando su presencia a quien supuestamente era su candidato.
Pobre izquierda, con tanto mercenario en sus filas.

¿Y las promesas, apá’?
La semana pasada les comenté del despertar de la prensa nacional respecto a los excesos del gobierno del estado en Puebla.
Entre los diversos temas que han impresionado a los columnistas y reporteros de los medios escritos nacionales —algunos de éstos son Reforma, Proceso y La Razón— están las campañas multimillonarias de promoción de la imagen del gobernador, el desvío de recursos en el tema de los helicópteros Agusta y ahora la desaparición de los documentos notariales que contenían los compromisos de campaña, los cuales venían acompañados de la frase: “si no cumplo, me voy”.
No creo que sea casualidad que a un año de distancia de que se cumpla el plazo propuesto por el gobernador para definir si se va se hayan “perdido” sus promesas electorales. Afortunadamente, en Intolerancia Diario y seguramente en otros medios están documentadas todas esas promesas.
Veremos si al cumplirse tres años de gobierno el morenovallismo cumple con sus múltiples compromisos. De lo contrario, en apego a su palabra, el gobernador se tendrá que ir.
Aunque francamente, hasta risa me da.