La decisión del gobernador Rafael Moreno Valle de desaparecer la plaza de toros El Relicario, para que en ese espacio se construya un hotel de clase premier, pone en evidencia su supuesto taurinismo, el cual solía presumir a los cuatro vientos.
Espero que la orden de demoler el coso de Los Fuertes, para que una cadena hotelera se instale en ese terreno, esté precedida de un proyecto alterno para dar lugar a una nueva plaza de toros. De lo contrario, el gobernador estaría atentando contra la afición taurina de Puebla, la cual luchó durante muchos años —a través de diversas agrupaciones taurinas— para volver a tener una plaza de toros, tras la demolición del Toreo de Puebla, el cual irónicamente fue destruido para que en ese terreno se construyera la tienda de autoservicio Blanco. En ese entonces, los aficionados intentaron sin éxito defender su plaza hasta que vieron caer piedra a piedra el histórico Toreo de Puebla.
Ese toreo que vio partir plaza a las grandes figuras de la época de oro del toreo mexicano y a los monstruos españoles, incluido Manolete. Casi cuatro décadas después, ahora la afición poblana verá cómo se derrumba El Relicario, igual que los viejos aficionados atestiguaron la desaparición del Toreo. Pero lo grave del caso es que el gobernador no ha comprendido que no es el dueño de Puebla, que cada inmueble tiene una historia que debe ser respetada.
El estado es de los poblanos, no del señor gobernador.
Lamentablemente, con el entreguismo de los diputados y de todos los partidos, el grueso de los ciudadanos terminamos sin voz ni voto. Ahora me queda clara la razón que tuvo el morenovallismo para poner en manos del inefable Juan Huerta la plaza de toros. Es evidente que sabían que El Relicario, manejado por este empresario perdería su brillantez, lo que facilitaría dictar la sentencia de muerte.
Ojalá que como muestra de su supuesta afición taurina, el gobernador anuncie un proyecto alterno que justifique la desaparición de El Relicario. Porque ser un verdadero aficionado es una cosa, mientras que pavonearse en barrera de primera fila cada vez que viene Pablo Hermoso de Mendoza, te convierte en parte del villamelonaje.
Quiero pensar que nuestro gobernador es un aficionado de cepa y que a la par del anuncio de la demolición presentará un magno proyecto taurino para Puebla.
Sin duda, esta historia apenas inicia.
Veremos de dónde salen más correas.

La corrupción, a la orden del día
Un regidor de Acatlán me envió una misiva vía correo electrónico para manifestar su inconformidad en contra del alcalde de ese municipio, Lenin Martínez Reyes.
En lo que va de esta administración, dice en la carta, “no queríamos chocar, pero ya no podemos seguir solapando las irregularidades, por ejemplo defiende a su contralor cuando este tiene 2 denuncias en su contra; una por acoso sexual al propio personal del ayuntamiento y la otra, en la FEPADE.
”Las obras están súper infladas y su hermano, que es director de Obras en otro ayuntamiento cercano, también hace obra en Acatlán, sólo está dos o tres días a la semana porque se dedica a atender su empresa personal, en una oficina que tiene en la torre JV en Puebla, que por supuesto la renta o el pago de ésta sale del ayuntamiento.
”Su casa la hizo en la administración pasada, cuando fungió como Director de Obras y si comparamos la casa y los vehículos que compró con su sueldo, por supuesto que existe enriquecimiento ilícito.
”Además, jamás ha lanzado una licitación porque sólo favorece a las constructoras que le entran a sus porquerías en quitarles el 20% del costo de la obra, ya enfrenta 5 demandas laborales de 10 despidos injustificados que por no ser de su grupo, según él, los ha despedido cuando ellos fueron los que lo apoyaron en su campaña y si no arregla el problema del sindicato de trabajadores en un mes estallará la huelga.”

Hasta aquí la denuncia pública.
Ahora, a ver qué dicen las autoridades correspondientes.