El próximo 1 de septiembre Felipe Calderón rendirá su sexto y último informe de gobierno, y con éste inicia una serie de despedidas que no sólo dejan un mal sabor de boca en el aún presidente, sino en miles de mexicanos.
De entrada, Calderón Hinojosa dejará Los Pinos con casi 100 mil muertes sobre su espalda, según cifras oficiales, aunque muchos afirman que la cantidad de decesos llega al doble.
Por otra parte, y pese a presumir una macro economía estable y la mayor cantidad de reservas internacionales, hoy el gran sentimiento de los mexicanos es que el poder adquisitivo ha venido en detrimento. La gasolina es el mayor golpe a los bolsillos y el espectacular cierre del costo del huevo, que llega al doble, precisamente en su última etapa al frente del gobierno.
Políticamente hablando, Felipe Calderón no sólo deja a su partido en la tercera posición nacional, sino en una crisis interna que sólo será resuelta cuando el todavía presidente se dé por vencido y deje de intentar influir en las decisiones partidistas de su militancia que —por cierto— lo dejó solo en sus intenciones de colocar a su esposa Margarita Zavala como líder y posible candidata a la presidencia a futuro.
Cansado, agobiado y decepcionado son sólo algunos de los sentimientos que muestra el rostro del presidente Calderón quien seguramente en su íntima intimidad cuenta los días para dejar por fin el máximo cargo político que lo llevó a la peor de sus situaciones: el rechazo de millones de mexicanos, pero principalmente de sus compatriotas panistas.
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