Los más de 5 mil trabajadores despedidos en lo que va del sexenio morenovallista viven en un auténtico estado de indefensión, debido a las múltiples barreras jurídicas que las autoridades en materia laboral han puesto para impedir que estos juicios procedan de manera normal.
El reportaje principal de este rotativo es un magnífico ejemplo.
Sin duda, los testimonios recogidos por Intolerancia Diario de empleados despedidos por el gobierno del estado describen como un “vía crucis” lo que han vivido desde el momento de su separación laboral.
Por cuestiones de espacio, resulta imposible describir cada una de las historias que han vivido los ahora desempleados, pero no tiene perdón que los altos mandos del morenovallismo vivan y actúen con la víscera, en pos de una venganza absurda contra el grupo marinista, sin entender que la gran mayoría de los 5 mil despedidos trabajan en el gobierno del estado desde mucho antes del sexenio de Mario Marín.
La famosa lista negra existe y ha sido utilizada para realizar las pesquisas administrativas necesarias para marginar a aquellos empleados que laboraron para el pasado gobierno.
Pero lo dramático de este caso es que la orden es despedirlos sin pagarles las liquidaciones que determina la ley, para lo cual presionan a los trabajadores para obligarlos a firmar sus renuncias.
Entre las prácticas más usuales está la siguiente: el empleado se le dice que está en la lista negra, y que si no quiere que se le inicie una investigación que puede culminar hasta con cargos penales debe firmar su renuncia.
Quienes se rehusan reciben la propuesta de que recibirá dos meses de liquidación a cambio de su renuncia, la cual debe ser firmada con fecha de dos meses después. Es decir, que le pagan dos meses de la misma nómina, y que una vez transcurrido ese término ingresan la renuncia previamente firmada.
Y si aún así se niegan a firmar su finiquito, los amenazan con que su juicio tardará cuando menos todo el sexenio, y que como ellos tienen de su lado a los tribunales laborales, el laudo saldrá en su contra.
Así que lo toman o lo dejan.
Y así es como muchos de ellos se han visto obligados a recoger la limosna que les arrojan para subsistir un par de meses, mientras buscan un nuevo trabajo, el cual en la mayoría de los casos no llega.
Lo que no se vale es que si la obsesión del morenovallismo es la de exterminar a todo aquel que haya sido parte de la anterior administración estatal, lo hagan utilizando el poder para no pagar las prestaciones que por ley se ganaron esos trabajadores.
Si los quieren correr que los corran, pero que les paguen lo que se ganaron.
Para rematar, muchos de estos despedidos confesaron haber votado por Moreno Valle argumentando que pensaban que con el ahora gobernador las cosas iban a ser diferentes.
Y no se equivocaron, las cosas son diferentes.
“Salieron de Guatemala y entraron a Guatepeor.”

Los excesos del Agusta
El jueves de la semana pasada el famoso Avispón Negro realizó durante más de cuatro horas maniobras de aterrizajes y despegues en un aeropuerto privado propiedad del empresario Domingo Minutti, en Tenextepec, muy cerca de Atlixco.
Si los vuelos excesivos del Agusta para trasladar al gobernador y a los funcionarios consentidos resultan una ofensa para los poblanos, ahora decidieron utilizar la aeronave para adiestrar pilotos con costo al erario.
Así las cosas, los encargados de las aeronaves del gobierno del estado decidieron aprovechar las vacaciones del gobernador para convertir el lujoso helicóptero en una escuelita aérea.
Vamos de mal en peor.