Usted debe saber que los cuerpos de seguridad tanto municipales como del estado y federales, y ni que decir de los guardaespaldas acreditados, tienen la obligación de portar un arma de cargo para su defensa y para preservar la seguridad de la ciudadanía o de quien estén comisionados.
Actualmente, uno de las acciones principales de los cuerpos de seguridad es la decomisar todas las armas de fuego que circulen sin un permiso expedido únicamente por la Secretaría de la Defensa Nacional y detener a quienes portan las armas y remitirlos a una autoridad federal como corresponde.
Resulta que don Elías Córdova, director del Departamento de Comercio Exterior de la Secretaría de Finanzas, anda armado; sí, un servidor público —un burócrata— cuyo único trabajo difícil es tras un escritorio y dar el visto bueno de operativos de decomiso de contrabando, porta una pistola escuadra en la cintura y no duda en sacarla para “imponerse”, como lo hizo en un decomiso en la zona de “La Cuchilla”, ¿para qué?…
Enterados de los excesos de un servidor público dicen que para que Elías Córdova pudiera obtener este permiso contó con la ayuda de uno de sus subordinados, de nombre Miguel Ángel quien le facilitó unos exámenes psicológicos para sorprender a la Sedena y así obtener un permiso.  ¿Para qué anda armado? ¿A qué le temerá un funcionario de escritorio?
Por cierto, otro hombre armado en ese departamento es Manuel Zertuche, con un permiso que le regaló el exsecretario del Consejo Estatal de Seguridad, Mauricio Tornero. ¿Se vale?
¡Aguas!, ninguno de estos dos personajes tiene capacitación para portar arma… no se les vaya a ir un tiro cuando tengan su arma en la cintura, apuntando a la entrepierna.

Por cierto, ya hay discos pirata en Finanzas
Otro reporte interesante llegado a esta columna es que el personal de la oficina de Comercio Exterior, de la Secretaría de Finanzas, terminó de ordenar los discos “pirata” decomisados durante el cateo a la Cuchilla. Los DVD y CD fueron agrupados por títulos, desde estrenos, infantiles hasta pornografía y otros más que fueron acomodados en cajas, listos para abandonar las oficinas donde llegaron apretujados en bolsas negras.
Si usted, amable lector, es de los que piensan mal, seguro dirá que estos discos van a regresar a la venta al público y que al mayoreo van a ser ofrecidos a un peso con 50 centavos la pieza tomando en cuenta que los asegurados son 150 mil. Si usted es como un servidor, seguro pensará que Víctor Manuel Arceo, subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Finanzas, no va a dar el visto bueno para que los discos salgan a la venta y sean exhibidos en una conferencia de prensa donde serán destruidos en su totalidad, por esto decidieron agruparlos por genero y guardarlos en cajas para que estén listos. ¿No?

En Mandamientos Judiciales no aguantan a Elizabeth Contreras
Dos quejas con distintas fechas, enviadas obviamente por agentes ministeriales, señalan no estar de acuerdo con la actitud de Elizabeth Contreras quien se encuentra adscrita en la Dirección de Mandamientos Judiciales, y de quien dicen los trata con insultos y prepotencia, además de que retarda el trámite de sus documentos.
En la queja, los agentes piden que le hagan una visita “sorpresa” a la servidora pública para que la sorprendan fuera de su oficina en horas de trabajo, hablando por su celular o platicando con su jefe, quien —dicen— le permite todos estos excesos.

¿Gracias, delincuentes?
El lunes pasado la señora madre del compañero periodista Manuel Carmona fue asaltada en el interior de su domicilio; cuatro hombres armados la sometieron, se llevaron todo lo que encontraron de valor y luego se retiraron.
El periodista acudió a la Delegación Popular del Ministerio Público desde las 9:00 hasta pasadas las 19:00 horas, apenas pudieron tomarle su declaración pero sin que se hicieran los peritajes en el domicilio donde fue el robo.
“Por influyentazo”, le dijeron, “en uno o dos días le hacemos los peritajes” y con esa ironía lo despidieron. El miércoles, un familiar muy cercano a este reportero fue atracado, le quitaron todos sus valores y después se retiraron con una tranquilidad que parecía que preguntaron la hora y no le robaron.
Ambos reporteros, por separado, dijimos: “Gracias a los delincuentes que no les hicieron daño”.
A lo que hemos llegado.
Nos vemos cuando nos veamos.