Como ayer les comenté, era cuestión de tiempo para que los excesos del morenovallismo atrajeran a los medios nacionales.
Primero fue el reportaje del periodista Álvaro Delgado, “Puebla: dos años de megalomanía”; el texto causó revuelo y desnudó —a nivel nacional— el estilo autoritario del Señor de los Cerros.
Aunado a la publicación de la revista Proceso, a las críticas se sumaron diversos diarios nacionales y portales de internet, que alertan sobre los excesos del morenovallismo. Reforma, Excélsior, La Jornada y SPD fueron algunos de los medios que pusieron el dedo en la llaga sobre las acciones.
A continuación presentó un recuento de lo que se escribió.
Veamos.
Templo mayor, Reforma
EL GOBERNADOR de Puebla, Rafael Moreno Valle, intentó lucirse como nunca en los festejos por la Independencia y sí, terminó lucido.
TRAS dar el tradicional Grito en el Palacio Municipal de la Angelópolis, se fue a la zona de Los Fuertes a una fiesta popular organizada por el gobierno del estado con cantantes y fuegos artificiales.
PERO, además del show, hubo una ceremonia cívica que tuvo varios contratiempos. Primero, Moreno Valle tocó una campana que no se escuchaba, por lo que el sonido local reprodujo un repique grabado.
DESPUÉS, hubo una pifia al izar una bandera monumental que se atoró por lo que decidieron bajarla, lo que ocasionó que, rompiendo el protocolo, el lábaro patrio acabara en el piso durante un par de minutos.
PERO lo que dejó a muchos con el ojo cuadrado fue que en el momento culminante apareció en escena un actor personificando al general Ignacio Zaragoza quien, cuando comenzó la gesta heroica del cura Miguel Hidalgo… ¡ni siquiera había nacido!
Y LUEGO hay quienes se preguntan por qué los niños de primaria se hacen bolas con los héroes patrios.
Excélsior
De naturaleza política, columna de Enrique Aranda
Asteriscos
* En medio de una ríspida confrontación con el panismo local, y aun cuando ¡su fiesta, su fiesta…! no era precisamente ahí, el elbista gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle tuvo el buen tino de asistir la noche del 15 de Septiembre —como indican protocolo y tradición— a la sede del ayuntamiento capitalino para ahí, acompañado por el edil Eduardo Rivera Pérez, dar el tradicional Grito… y salir luego, “literalmente, corriendo”, a la zona de Los Fuertes, donde lo esperaba una gran verbena organizada para él, por quienes con él trabajan…
SDP
El envidioso Rafael Moreno Valle, columna de Frank Dowson
Como un sol, se siente el actual Gobernador del Estado de Puebla, Rafael Moreno Valle.
Ya estando en la zona de los Fuertes, con la torrencial lluvia el mandatario se dispuso a dar el grito nuevamente, solo que este fue sin grito, ni campanadas. Una campana que se instaló en el lugar no repicó ni tantito, el audio no sirvió, y los asistentes, entre ciudadanos en general y acarreados del gobernador (trabajadores del estado) comenzaron la rechifla y así fue que entre rechiflas, cubetadas de agua y la nada exitosa inversión millonaria el Gobernador Rafael Moreno Valle celebro el 15 de septiembre en la Capital poblana, al grito de ¡Viva México! ¡Viva Puebla! ¡Viva Rafael Moreno Valle!
Hasta aquí las citas obligadas.
Y para rematar, la tarde del lunes el morenovallismo vivió un deshonroso incidente tuitero. Y para no variar, el vocero una vez más mostró su ineficiencia.
El periodista Álvaro Delgado denunció, a través de su cuenta de Twitter, que el Señor de los Cerros ordenó cancelar su participación en una mesa sobre periodismo en el Día Mundial de la Paz para el jueves 20; esto, tras la publicación del reportaje en la revista Proceso, mismo que irritó a nuestro personaje
La invitación la hizo Ivette Navarro Osuna, funcionaria del gobierno estatal, quien convocó al periodista a las jornadas. Por cierto, organizadas por la Secretaría General de Gobierno.
Pero eso no fue todo, Álvaro Delgado denunció otras de las viejas prácticas del morenovallismo y escribió: “Se me propuso cancelar mi participación a cambio de un ‘cafecito’ con el secretario de Gobierno, Fernando Manzanilla, cuñado del gobernador”.
Al instante saltó el vocero, quien desmarcó al gobierno de la invitación. Fiel a su estilo, fue parco y no aclaró nada.
Tomaron el camino más sencillo y se deslindaron de la invitación que hizo Navarro Osuna, quien simplemente cumplió con su trabajo.
Esto demuestra la falta de seriedad y la poca congruencia que pregona el habitante de la casona de Los Fuertes. Además, esto nos sirve de lección para que cuando alguien reciba la invitación a un evento gubernamental no se confíe, mejor espere a que el Señor de los Cerros lo convoque personalmente.
No vaya a ser que por una rabieta terminen por desinvitarlo.
Le tunden al Señor de los Cerros

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