Outsourcing es el término gringo que se utiliza para definir en el ámbito laboral la subcontratación de un servicio que requiere una empresa y que no le genera el pago de derechos al trabajador ni antigüedad. Dicho concepto fue incluido en la propuesta de Reforma Laboral que presentó el presidente Felipe Calderón ante la cámara y que ha sido duramente criticado por la izquierda.
Incluir o no la subcontratación implicaría un cambio total en lo que podríamos llamar costumbres laborales y aunque la medida representaría una casi imposible negociación con las organizaciones sindicales, sí representaría para México una disminución en el desempleo. Le explico:
En los Estados Unidos el sistema de outsourcing es prácticamente el más usual para las empresas. La posibilidad de tener empleo temporal, sobre todo cuando escasea el permanente, daría un respiro al sector económico. El outsourcing significa la contratación de servicios que no tienes en tu empresa, “es decir, lo que no es prioritario para la compañía mejor que lo haga otra”, dicen los economistas.
En México, según la ley, si contratas a alguien por más de 28 días en automático se vuelve un empleado permanente, lo que implica altos costos empresariales y por tanto impide la generación de empleos. En nuestro país puedes contratar por horarios, sin embargo la carga es para el empresario, pues el trabajador puede exigir ante las autoridades el pago de liquidación.  Por lo que al final, en pleno 2012, La ley laboral en México es un desastre pues la creación de empleos genera complejidades para la empresa, lo cual convierte en caro la creación de los mismos.
Finalmente, en caso de que las cámaras de Diputados y Senadores aprobaran las reformas laborales presentadas por el Ejecutivo esto convertiría a México en un país con una libre economía del trabajo.