Justo cuando pienso que en materia de autoritarismo lo he visto todo, aparece en escena el Señor de los Cerros para ordenar una nueva barbarie gubernamental.
Si los excesos en las conformaciones del Instituto y del Tribunal Estatal Electoral fueron de lo más burdo, lo sucedido esta semana en el Congreso del estado rebasa los límites de lo tolerable. Si bien es cierto que en nuestro estado, la teoría de Montesquieu sobre la separación de los Poderes ha sido una auténtica falacia, cuando menos los integrantes de éstos intentaban cuidar las formas.
El día de ayer los integrantes del Legislativo, en plena sumisión con el Ejecutivo, cayeron en el cinismo total en el momento de acatar las órdenes del mando supremo. Lamentablemente, lo sucedido en el pleno del Congreso terminó manchando al Poder Judicial, el cual ahora está conformado por seis nuevos magistrados, todos ellos impuestos desde la Casona de Los Fuertes.
Por increíble que parezca, los legisladores nombraron a seis nuevos magistrados, de los cuales sólo tres tienen experiencia como juzgadores. El caso más alarmante es el de Roberto Grajales Espina, quien no tiene la más mínima experiencia dentro del medio judicial, ni como juzgador ni como abogado postulante.
Sin duda, esta designación es una ofensa para todos los jueces y los secretarios de acuerdos del Poder Judicial, quienes fueron desdeñados para premiar la “lealtad” política de Grajales. Lamentablemente, las magistraturas se convirtieron en un reparto de premios para los amigos del gobernador y del próximo presidente del Tribunal Superior de Justicia quien trajo a sus cuates del Distrito Federal.
Para nadie es un secreto que Roberto Flores Toledano fue traído a Puebla en noviembre de 2011 para convertirlo en magistrado presidente del TSJE en febrero de 2012, cuando concluya el periodo de David López Muñoz. Así las cosas, de los 19 magistrados que componen el pleno del Poder Judicial, 12 han sido nombrados en lo que va del sexenio, en similares condiciones a la forma en que ayer convirtieron en magistrado al inexperto Roberto Grajales.
De esta forma, si usted tiene una apelación pendiente de resolver en el Tribunal Superior de Justicia, y ésta le es turnada al flamante magistrado Grajales, le comento que usted tendrá el privilegio de que la suya será la primera sentencia que resuelve en su vida.
Y al igual que Roberto Grajales, están tres de los seis nuevos colegiados.
Es el arte de improvisar sentencias, con la venia del Señor de los Cerros.
Y así juran que lo mejor está por venir.