A los enterados en política les queda claro que sin el apoyo de la maestra Elba Esther Gordillo en favor de Rafael Moreno Valle, durante la campaña de 2010, hubiese sido prácticamente imposible que éste fuera hoy gobernador.
En ese entonces, el ejército de operadores electorales auspiciados por el SNTE arribó a Puebla con la clara consigna de hacer ganar al ahijado de la Gordillo.
Fue así como más de 3 mil mapaches trabajaron durante los días previos a la elección para organizar un gigantesco carrusel, el cual marcó la diferencia con Javier López Zavala.
Sin duda, la poderosa lideresa magisterial fue el principal activo del morenovallismo, lo cual generó una serie de facturas que poco a poco se han ido saldando durante el presente sexenio. Para fines prácticos, la sociedad del mandatario poblano con la dueña del sindicato más grande de América Latina representa la más redituable alianza que en términos políticos pudiera haber hecho Moreno Valle.
Lamentablemente, para el proyecto político del habitante de la casona de Los Fuertes, los tiempos cambiaron.
Hoy, la maestra Elba Esther es el personaje central de todos los medios nacionales, los cuales la presentan —con sobrada razón— como la viva muestra de todo aquello que el PRI se quiere despojar. En esa lógica, la cercanía con la maestra hoy se vuelve políticamente insalubre para Moreno Valle. El hedor de la Gordillo resulta insoportable para los nuevos hombres del poder en México, y nuestro gobernador está impregnado del mismo.
Aunque intentara negarlo, el fantasma de Elba Esther persigue a Rafael Moreno Valle sin que pueda apartarse de él.
Irónicamente, el que fuera su principal activo político hoy es el principal lastre de su proyecto presidencial rumbo a 2016.
Por si se acaba el mundo
Si usted está leyendo esta columna es porque los presagios de los malos intérpretes de la herencia maya erraron.
Maquiavélicamente, el autor de Contracara ha decidido protegerse de esta hipotética catástrofe para buscar cobijo en algún lugar más seguro que esta tierra de Ángeles.
Desde este espacio les agradezco a todos los lectores de Intolerancia Diario su lealtad y confianza, con el compromiso de regresar en 2013 con las baterías cargadas para continuar con nuestra interminable persecución de políticos.
Un abrazo a todos y salud por el año que se va.
El precio de ser elbista
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