Desde muy temprano don Ardelio Vargas Fosado comenzó a hacer maletas: el incremento de la delincuencia, el contubernio de corporaciones policíacas a su mando con el crimen organizado generó el aumento de las bandas del “narcomenudeo”, además de las de robo de vehículos, sin dejar de mencionar las pifias en Chignahuapan, Palmarito Tochapa, “La Fayuca”, la agresión en Finanzas, la de la 46 Poniente y otros traspiés motivaron su renuncia a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), que será oficializada a partir del miércoles 16 de enero, un día después del informe del gobernador Rafael Moreno Valle.
Muchos de los amigos lectores pensarán que la renuncia de Ardelio Vargas estaba anunciada y se iba a hacer evidente a partir del informe del gobernador; de ser así, el relevo estaría listo para tomar posesión y su nombre formaría parte de los documentos que van a ser leídos por Moreno Valle, pero no es así: el cargo de secretario quedará acéfalo y por el momento el encargado del despacho será Segismundo Doguin Garay, quien ostentaba el cargo de subsecretario y antes era el comisario general de la Policía Federal Preventiva.
Así las cosas, Vargas Fosado se retira de la administración morenovallista y no porque también en un arranque de ira lo hayan “bajado de la camioneta”, sino porque su permanencia causa daño al gobierno del estado, sobre todo por el incremento de robo de vehículos, asaltos en carretera, robos a empresas, a cuentahabientes, ejecuciones violentas, secuestros, extorsiones, además del notable incremento a las mafias del “narcomenudeo”, sin dejar de mencionar que es en esta administración —y no en otra— cuando la venta de la heroína se incrementó.
Ayer mismo el personal de la SSPE no cabía en regocijo al ver cómo las pertenencias de don Ardelio abandonaban la oficina aún contaminada de “conquistas forzadas”, de conjuras contra políticos, periodistas y todos los que eran enemigos y amigos del Señor de los Cerros. De manera sistemática, Ardelio Vargas Fosado se retira un día antes del segundo Informe de Gobierno, presuntamente con la intención de armar un escándalo mediático antes de que el gobernador dé cuenta de cómo se encuentra el estado en materia de seguridad pública, rubro que nadie de la administración morenovallista ha querido mencionar, sobre todo porque las estadísticas los colocan en muy mala posición para combatir el crimen común, y no se diga del organizado.

Cifras maquilladas y engañosas
Desde inicio de esta administración gubernamental una de las principales preocupaciones ha sido no el combate a la delincuencia, sino el ocultamiento de la información para manipular cifras y estadísticas, mantener a los poblanos con una venda en los ojos recreándoles la vista con globos aerostáticos, con artistas del “canal de las Estrellas”, mientras que sus pertenencias pasan a ser propiedad de extraños.
De manera estratégica, este gobierno utiliza una sola oficina de comunicación tanto para la SSPE como de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), desde donde manejan y manipulan toda la información de la seguridad pública y de la persecución de delitos, con el fin de que no se filtre a los poblanos que se incrementaron los robos a su patrimonio, los homicidios, los secuestros, y nos tapizan de boletines de detenidos por una navaja, una pistola, unas cuantas “grapas” de droga y para maximizarlos les dan el nombre de “bandas” y manejan cifras descomunales de detenidos, aunque muchos de estos son delitos relativamente menores y que en muchos casos obtienen su libertad.

Cómo que se va, si debe…
Ardelio Vargas Fosado deja un sinfín de abusos sin aclarar: la agresión a los campesinos en Chignahuapan, el robo de equipos fotográficos y la acometida a reporteros que cubrían el desalojo, la agresión a decenas de hombres, mujeres y niños que fueron gaseados en un cateo a locales comerciales de “La Fayuca”, la detención de 46 personas sin justificación alguna durante un fallido cateo a la 46 Poniente, zona de las auto partes, la agresión a comerciantes frente a las instalaciones de la Secretaría de Finanzas, además de las múltiples detenciones injustificadas por parte de su “personal de Inteligencia” y de la Policía Estatal Preventiva (PEP), lo que generó múltiples investigaciones de la PGJ por secuestros, extorsiones, robos, abusos de autoridad, son una pequeña parte de abusos y excesos que deja don Ardelio sin aclarar y que lo van a seguir a donde vaya… así se ponga a cuidar indocumentados.
Nos vemos cuando nos veamos.