Conforme avanzan las semanas, el metrobús se va convirtiendo en el “Waterloo” del morenovallismo. El proyecto arrancó con el pie izquierdo y ninguna autoridad estatal ha sido capaz de poner orden.
Primero hubo retrasos en las pruebas piloto, luego la falta de tarjetas para el cobro del servicio obligó a los directivos de la llamada RUTA a prestar el servicio gratuito, pero con cargo al erario público.
La circulación de las escasas unidades articuladas y de abusos en el carril exclusivo agravó el de por sí caótico tráfico en las horas pico. Y no solo eso, también aumentó el número de accidentes.
La falta de planeación provocó que se preste el servicio pero sin un reglamento que lo rija. Incluso, la Secretaría de Seguridad Pública del municipio aplazó una semana más la entrada en vigor de las infracciones de tránsito que se aplicarán dentro del trayecto del Sistema RUTA.
Pero no todo para ahí.
Estudios realizados por la organización Observatorio Urbano Metropolitano de Puebla y la asociación civil El Poder del Consumidor consideran que el servicio de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA) tiene fallas técnicas, de infraestructura y en la operación, todas en perjuicio de los usuarios.
Entre los aspectos más preocupantes están la inexistencia de semáforos peatonales, la problemática que se identificó en todas las intersecciones y cruces peatonales a lo largo de los 18.5 kilómetros del corredor.
“Esto significa que en las 38 estaciones de plataforma alta y en las dos terminales los usuarios carecen de condiciones de seguridad básicas para ingresar al sistema de transporte. Si bien todas las estaciones están ubicadas en cruceros que cuentan con semáforos para los automotores, la ausencia de un semáforo peatonal propicia que los usuarios intenten atravesar en cualquier momento una vialidad donde los vehículos circulan a una velocidad promedio de 50 a 60 kilómetros por hora. A esto se suma la ausencia de policías de tránsito y ciclos semafóricos sincronizados y monitoreados.”
Ver para creer.
La desesperación de Pablito
Desesperado porque no repunta en las encuestas, el secretario de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico, Pablo Rodríguez Regordosa, recurrió a posicionarse montándose en la marca Audi.
Al percatarse que el tiempo se le viene encima y que no ha podido crecer políticamente, Rodríguez Regordosa busca captar simpatizantes con la historia de que él trajo a Puebla la planta Audi.
Su imprudencia política lo puede llevar a meterse en problemas legales, ya que los directivos de Audi son férreos vigilantes de su marca, pues la han cuidado durante décadas.
El hecho de que Rodríguez Regordosa se muestre como el gran negociador del proyecto Audi y hasta se publicite con la marca de los tres aros ya tiene implicaciones legales, que se tendrán que resolver tarde o temprano.
Metrobús, el Waterloo del morenovallismo
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