El presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, se puede decir satisfecho con el trabajo que ha realizado en estos dos años que lleva la presente administración municipal.
Tres son —desde mi punto de vista— las principales aportaciones de Rivera, quien ha hecho un gobierno no de lucimiento personal, pero sí de mucho sacrificio.
Un primer punto es que Rivera Pérez ha hecho una administración honesta; hasta el momento no se le conocen escándalos por el manejo de los recursos públicos, o que se detecten familiares o amigos lucrando con el tema de la obra pública. La honestidad —insisto— es un plus de esta administración, la cual adereza su función pública con transparencia gubernamental.
No hay también en este rubro, hasta el momento, un funcionario público que se vea ha cambiado su ritmo de vida o que luce una riqueza inexplicable.
Dos, la administración municipal está lejos de los escándalos públicos que caracterizaron otras administraciones panistas: no hay “cabildos del amor” o hasta el momento no se conocen “novias” en cargos públicos, los funcionarios cumplen con su labor y llevan una vida discreta.
Tres, el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, conserva la sencillez que lo caracterizó desde sus tiempos como dirigente estatal del PAN y es un hombre que no guarda odios ni rencores políticos.
En algún momento, tal vez al inicio de la presente administración municipal, tuvo un punto de ligera soberbia, la cual se atenuó con los golpes recibidos.
En materia de trabajo por la ciudad, aprovechó la coyuntura para subirse al carro del gobernador Moreno Valle y presumir la obra que el titular del Ejecutivo en la entidad ha hecho en Puebla capital.
Su punto débil: la inseguridad y la falta de respuesta inmediata a temas como el bacheo y el mantenimiento de las calles de la siempre complicada ciudad de Puebla, pero nadie puede decir que no le ha puesto empeño y sobre todo dedicación a resolver los problemas de la ciudad.
La UAP, estabilidad laboral y política
La máxima casa de estudios en el estado se encuentra en completa calma.
Las dos revisiones salariales con el SITBUAP y con la ASPABUAP, los dos sindicados que existen al interior de la máxima casa de estudios, han quedado finiquitadas y en los mejores términos.
La estabilidad laboral es primordial para que la calidad académica se mantenga como el sello que distingue a la máxima casa de estudios donde no se habla de otra cosa que mejorar sus estándares internacionales.
Del otro lado, el próximo viernes habrá elecciones para renovar al máximo órgano de gobierno de la UAP, el Consejo Universitario.
Nada en el panorama indica que pudieran presentarse problemas; si los números no mienten, el agüerismo mantendrá el control pero también los grupos contrarios mantendrán sus cuotas, lo que le da equilibrios a la máxima casa de estudios.
También habrá elecciones en cinco unidades académicas, donde tampoco se espera que haya sorpresas, es decir, todo bajo control.
Moreno Peña y los diputados del PRI
El delegado del CEN del PRI, Fernando Moreno Peña, continúa su serie de reuniones con los diferentes actores políticos del PRI y en este caso le tocó primero a los diputados locales y luego a los federales.
A los locales los volvió a reconvenir sobre su cercanía con el gobernador Moreno Valle y su falta de crítica durante las comparecencias de los funcionarios morenovallistas.
Con los federales, comió en el restaurante La Encomienda y fue muy claro en el sentido de indicarles que toda acción de gestión social que se realice de su parte deberá llevar el sello del PRI y del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, que es el único al que le deben obediencia.
Más claro, ni el agua.
Eduardo Rivera, dos años de gobierno
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