La sola idea de que en territorio poblano pueda operar la “policía única” despierta suspicacias en los corredores policíacos, sobre todo porque este cambio general podría resultar benéfico económicamente para los miembros de las corporaciones policíacas poblanas, ya que de entrada el salario de uno de estos miembros sería hasta de 18 mil pesos mensuales, como se está manejando en Morelos, y no de 7 u 8 mil pesos en Puebla, hablando nada más de la Policía Ministerial del Estado.
Morelos es uno de los cinco estados del país donde el incremento de la “narcoviolencia” preocupa a sus habitantes, a grado tal que ese gobierno busca renovar toda su plantilla policíaca —el personal y los mandos anteriores podrían estar implicados en tratos con el crimen organizado—, en Puebla al menos 50 por ciento de su personal se encuentra en duda porque no aprobó sus exámenes de confianza.
El hecho de que en Puebla opere una “policía única” dejaría como otro buen resultado la profesionalización de los cuerpos de seguridad y la inminente salida de muchos mandos que, además de que no reúnen el perfil para estar al frente de una corporación, se enquistaron en las corporaciones y, por lo mismo, están llenos de vicios.

En Puebla no hay mandos en Seguridad Pública
A la salida “negociada” de Ardelio Vargas Fosado a la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) surgió la desbandada de sus incondicionales, muchos de ellos relacionados con sendas investigaciones en la Procuraduría General de Justicia (PGJ) por secuestro, asaltos, abuso de autoridad y otros delitos, amén de los que se implicaron con la delincuencia organizada para desatender casos de robo de hidrocarburos, de vehículos, de transportes de carga, además de “narcomenudeo”.
Uno de los que decidió poner “tierra de por medio” fue Ricardo Ariel Vera Lira, quien soltó las riendas de la Policía Estatal Preventiva (PEP) antes de que el “brazo de la justicia” lo alcanzara, por estar relacionado con delitos graves.
Otro de los que, “como las chachas”, se retiró de la SSP es Segismundo Doguín, quien fungía como subsecretario, antes de que llegue el relevo y “destape una cloaca” donde se va a descubrir a qué se dedicaban en realidad estos servidores públicos.
Así las cosas en esta secretaría, no hay mandos, puros “encargados de despacho” que se “hurgan las narices” o se meten las manos a los bolsillos de sus pantalones para “jugar billar” y se abstienen de “meter la pata” en alguna orden, sólo se pasan el tiempo revisando penales para encontrar alguna punta, una o dos “grapitas” de droga, justificando su presencia.
En los próximos días se deben de realizar los cambios necesarios para que esta secretaría tenga mandos responsables y se realice la “limpia total” en todas las corporaciones que dependen de la SSP, incluyendo la Dirección de Seguridad Vial.

De la Ministerial, ni qué decir
No tiene mucho como para que se le haya olvidado. Don Víctor Antonio Carrancá Bourget se paró frente a sus “cuates”, los diputados locales de la LVIII Legislatura, y reconoció que el personal de la Policía Ministerial del Estado (PME) carece de un salario adecuado que le sirva para “sobrevivir” y le anexó que a esto se debe que muchos agentes prefieran desertar antes que seguirse “muriendo de hambre”, con el zapato de su director, Juan Galán Ruiz, encima de ellos. Lo último es de un servidor y no dijo el procurador.
Pero ante la “sinceridad” del procurador se esperaba un anunció especial por parte del gobierno del estado, que no era otra cosa que un incremento salarial, pero no fue así, el silencio “sepulcral” regresó a las instalaciones de la PGJ y del salario no se dijo nada ni siquiera una esperanza, todo terminó así, como una “reflexión”.
¿Y los aumentos salariales, ‘apá?

Más cuidados que un gobernador
Por cierto, se acuerda usted que en las comparecencias tanto del procurador Carrancá como del encargado del despacho de la SSP, la avenida 5 Poniente, además de las calles 16 de Septiembre y 3 Sur fueron materialmente “tapizadas” de policías ministeriales y estatales… hasta los trajeron de otros distritos, lo mismo pasó en el interior del Congreso del estado.
¿Para qué?
¿A qué le tienen miedo si dicen que en Puebla no pasa nada?
¿Qué los diputados les fueran a robar las carteras?
Nos vemos cuando nos veamos.