Cada vez la ineficiencia de los gobiernos panistas, en materia de seguridad pública, es más evidente. La Puebla segura que presumía el gobierno morenovallista se está desmoronando.
Las estrategias implementadas no funcionan y la delincuencia organizada cada vez se apodera más de las calles y plazas comerciales.
La video vigilancia tampoco está funcionando.
Los alcaldes de Puebla y San Andrés Cholula están enfrascados en el conflicto territorial y la grilla política, en lugar de trazar una táctica coordinada para evitar que se dispare la ola de delincuencia.
Lo que parecía lejano hoy los poblanos lo padecemos: el acoso de la delincuencia organizada. Los asaltos a mano armada cada vez son más constantes y las ejecuciones van en aumento.
El cambio de secretarios de Seguridad Pública sólo generó un vacío de poder que los delincuentes están aprovechando.
Ardelio Vargas trató de contener las oleadas delictivas, pero poco pudo hacer algo porque no tuvo una estrategia eficiente y clara.
La llegada de Facundo Rosas al frente de la Secretaría de Seguridad Pública, lejos de ayudar a mejorar la situación la está agravando. Y todo por desconocer el mapa delictivo de Puebla, y mientras toma las riendas de la secretaría, los delincuentes le están ganando la partida.
Las autoridades ocultan la información, pero en la ciudad y la zona metropolitana cada vez son más sonados los casos de secuestro y robos a casas habitación. Y cuando los vecinos piden ayuda, la policía siempre llega tarde.
Lo ocurrido ayer en el corazón comercial de Puebla y San Andrés Cholula es una muestra más de la ineficiencia de las autoridades. Dos asaltos a mano armada en un mismo lugar demuestran la poca capacidad de respuesta de los cuerpos policíacos.
Y como siempre, no se tiene ni la misma pista para atrapar a los delincuentes.
Es tal la desesperación de los habitantes de Puebla, que en varias colonias existen mantas advirtiendo a los delincuentes que harán justicia por propia mano.
Hasta cuándo el gobierno morenovallista tendrá una estrategia eficiente que frene la ola de delincuencia que azota la capital y la zona metropolitana.
Ojalá que no sea tarde y Puebla no llegue a extremos como ya sucedió en otros estados de país.
Veremos y diremos.