Un dato muy revelador en la lucha que sostienen el candidato de la coalición 5 de Mayo, Enrique Agüera Ibáñez, y el candidato de la coalición Puebla Unida, Antonio Gali Fayad, es que, a pocos días de haber arrancado formalmente la campaña, el mercado de los indecisos es aún muy amplio y es justamente hacia allá a donde deben enfocar sus baterías.
De acuerdo con diversos estudios de opinión que se han publicado, existe en promedio casi un 25 por ciento de personas que aún no definen su voto, que aún estudian por quién votarán el próximo 7 de julio; este número es en sí bastante alentador para los contendientes.
El porcentaje de personas que aún no han decidido su voto es una señal alentadora para ambos bandos por la simple razón de que indica que no hay nada definido, que todavía hay mucho tiempo por delante, pero también mucho trabajo por hacer.
Esta franja es la que tradicionalmente suele definir los procesos electorales y, en este número, una muy buena parte no se puede considerar como indecisos, sino como voto oculto, es decir, gente que tiene una definición clara pero prefiere mantener en silencio sus preferencias.
A los equipos de ambos candidatos este número les debe servir para ajustar precisamente el mensaje tanto de Gali Fayad como el de Agüera Ibáñez, y evaluar si realmente se está consiguiendo el objetivo real de esta campaña: conquistar el voto de los indecisos.
El voto duro de ambos esta prácticamente asegurado, ambos cuentan con excelentes maquinarias de promoción y cuidado del voto, pero el éxito potencial estriba en saber si realmente están conquistando el famoso voto switcher.
De ahí que ahora la etapa de las propuestas sea clave para tratar de conquistar este voto cambiante, que no se identifica con ningún partido político y hasta cierto punto de vista con ninguna ideología en particular.
También los debates —y perdón por ser tan reiterativo— serán definitivos para conquistar a este sector, que definirá el desenlace del proceso electoral de Puebla o al menos en el papel, ya que, como lo señale ayer en este mismo espacio, el fantasma de una supuesta negociación a los más altos niveles toma cada día más fuerza en el sentido de que la capital será roja y el Congreso será azul, habrá que ver si es así.
El voto duro no alcanza para ganar elecciones
Algo que les debe quedar muy claro a los dos candidatos es que el llamado voto duro ya no sirve para ganar elecciones, ayuda pero ya no es definitivo.
El PRI logró su tope histórico de votación en 2004, cuando postuló como candidato a Enrique Doger Guerrero, quien acababa de salir de la Universidad Autónoma de Puebla con excelente calificaciones y era visto más como una opción ciudadana que partidista; un hombre ligado a la academia y el cual, al menos en la boleta, hizo en ese momento una excelente fórmula con Mario Marín Torres, quien para ese tiempo estaba muy lejos de convertirse en el llamado “góber precioso”.
En ese 2004, Doger obtuvo 242 mil votos en cifras cerradas; tres años mas tarde, Blanca Alcalá retuvo para el PRI la presidencia municipal de Puebla, con un total de 224 mil sufragios, también en números cerrados. Pero lo más dramático ocurrió en 2010, cuando Mario Montero hundió al priismo en Puebla capital al sólo obtener 192 mil sufragios, correspondientes al 36.92 por ciento del total de la votación.
Los números no miente, el candidato es muy importante para atraer al llamado voto switcher o voto ciudadano. Doger y Alcalá, dos figuras con perfil más ciudadano que político, lograron ser atractivos y estuvieron bien cobijados por su voto duro; Montero fue un rotundo fracaso por representar al marinismo en sí, pero también por su falta de identificación con el ciudadano y su pésima propuesta.
Del otro lado, Acción Nacional alcanzó su tope máximo con Eduardo Rivera Pérez, quien consiguió 320 mil votos en Puebla, el histórico máximo, aunque lo hizo en una elección a gobernador, no en una intermedia y de la mano de Rafael Moreno Valle Rosas.
Ahora el PAN es gobierno a nivel estatal o municipal, lo cual provoca un desgaste lógico. ¿Le alcanzará para lograr, por primera vez en la historia, repetir en la alcaldía de Puebla, desde que por primera vez ganó una elección en 1995?
El mercado de los indecisos
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