¿Amor, obligación o miedo? Cuál de las tres razones orillaron a Ernestina Fernández a inscribirse como aspirante a la presidencia municipal de Tehuacán en sustitución de su esposo, Álvaro Alatriste. Sólo ella lo sabe. Lo cierto es que cada vez son más las mujeres que conocen el poder como parejas y después anhelan el papel protagónico. No vaya a ser que al exalcalde le salga el tiro por la culata y su esposa no quiera regresarle la candidatura.
Este domingo, Ernestina arrancó oficialmente campaña, mientras el Tribunal Federal Electoral resuelve si su esposo Álvaro Alatriste, exalcalde, puede o no participar en la contienda, luego se ser impugnada su candidatura.
Sin conocimiento del tema y con la sola finalidad de ganar tiempo a favor de su esposo, Ernestina inició “su campaña” en el parque principal de Coapan, a 4 kilómetros de la cabecera municipal. Dicen los que saben que la exprimera dama de la segunda ciudad más importante del estado fue prácticamente obligada por su pareja a participar como alcahuete de las necedades de su esposo; sin embargo, es innegable que la popularidad de la pareja es aceptada por los habitantes de Tehuacán.
La inhabilitación de Álvaro Alatriste por desvío de recursos “no es motivo para no confiar en él”, dicen los lugareños, quienes convencidos de que cualquiera de los dos, Ernestina o Álvaro, pueden lograr el triunfo y así recuperar el ayuntamiento que actualmente está en manos del panista Eliseo Lezama.
¿Usted lo cree? Una necedad —decía mi abuela— aunque la repitan miles de bocas no deja de ser una necedad.
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