Analizando las propuestas de los candidatos a presidente municipal de Puebla, Enrique Agüera, Tony Gali y Miguel Angel Ceballos, de la coalición 5 de Mayo, Puebla Unida y el Partido del Trabajo, me doy cuenta que los procesos electorales son siempre la misma gata pero revolcada.
Sin profundizar en ideales partidistas, que evidentemente ya no existen en Puebla, y creo que en ninguna parte del país, los hoy aspirantes a gobernarnos están más preocupados por acumular promesas complicadas o incluso imposibles de cumplir.
Más empleos, mejores servicios públicos, calles sin baches, alumbrado, mejoras en el servicio de salud, protección a los menores y ancianos, programas sociales que eliminen el hambre y la pobreza, bla, bla, bla. Sin ofender a los estrategas dedicados a crear todas y cada una de las promesas que escuchamos, la realidad es que nada nuevo tenemos frente a nosotros. Los tres aspirantes, con distinto color, presupuesto y estructura política podrían hacer mucho más de lo que hasta hoy padecemos o disfrutamos los poblanos.
La única diferencia que podríamos resaltar en comparación con procesos electorales de antaño es que hoy los ciudadanos tienen mayor acceso a la información, gracias a las benditas redes sociales. Independientemente de lo que los personajes en cuestión quisieran ocultar de sus tenebrosos pasados, pues le aseguro que los tres lo tienen, ya no salen ilesos de esta guerra llena de directas.
A poco más de 20 días de que concluyan las campañas políticas, los candidatos a la presidencia municipal de Puebla, incluido sus cómplices aspirantes a las diputaciones locales, los números no han tenido movimientos significativos que den un panorama amplio a quienes aún no decidimos por quien votar y que —según las casas encuestadoras serias— alcanzamos estadísticamente entre 29 y 32 por ciento del padrón electoral.
¿Se imagina usted que nuestro próximo alcalde, del partido que le guste, llegue al palacio de gobierno de la ciudad con menos de 50 por ciento del total de los votos? ¿Asumiría el cargo el que triunfe con la sensatez que merecemos los poblanos, reconociendo que estamos hasta la madre de lo mismo? Son sólo preguntas.
Deberían, por aseo político, hacer una pausa y analizar a dónde creen que llegarán con tanta porquería de “guerra sucia” que sólo los perjudica a ellos mismos. ¿A poco no?