El divorcio exprés en Puebla podría ser una realidad este mismo año. Así lo confía el diputado priista Gerardo Mejía, quien presentó la iniciativa hace unos días. Sin embargo, para nadie es un secreto la compleja y conservadora forma de pensar de los diputados panistas, quienes, pese a estar de acuerdo en la necesidad de una reforma al Código Civil, legislan con base en conductas moralistas y religiosas.
En Puebla, uno de cada dos matrimonios termina en divorcio. Las estadísticas demuestran que, pese a que cada día son menos las personas que se casan, los divorcios van en incremento y con o sin reformas, son inevitables. Modificar la ley implicaría para los legisladores el simple hecho de aceptar que la realidad social ya nos rebasó, y hay temas que son impostergables.
En la actualidad, un proceso de divorcio puede durar años para que concluya. Hoy las parejas poblanas sólo pueden terminar con su contrato marital por tres vías, pero ninguna de ellas incluye la simple razón del desamor. Es decir, el hecho de que una de las partes ya no desee continuar con la relación no es motivo suficiente para terminarla.
La propuesta del legislador priista se refiere a incluir como causal de divorcio lo antes explicado y sin mayores razones que la falta de voluntad para continuar. Hasta hoy, el cabildeo —dicen— va viento en popa, y los diputados de la fracción parlamentaria del tricolor están a favor, sumado a la izquierda, quien es la principal promotora de este tipo de iniciativas que ya están en funciones en entidades como Coahuila, el Estado de México y el Distrito Federal.
Algunos integrantes del PAN aplaudieron la reforma, sin embargo, como en todo lo que no sea moralmente correcto, diputados panistas han manifestado su postura radical y rechazan rotundamente la propuesta. Ojalá que algún día en este estado se legisle con la cabeza y no con los acostumbrados “golpes de pecho”.