Este lunes inició operaciones la controvertida rueda de observación, que finalmente fue llamada “Estrella de Puebla”, por su evidente iluminación que logra el efecto de la figura en cuestión.
Si bien es cierto que desde el inicio del proyecto el gobierno estatal recibió toda serie de críticas por el elevado costo de la nueva atracción ubicada en la zona de Angelópolis (que alcanzó los 400 millones de pesos), la realidad es que a los ciudadanos en general y, por supuesto, al turista nacional y extranjero les llama la atención.
Quienes hemos tenido la fortuna de viajar al extranjero sabemos que efectivamente a Puebla como entidad le falta mucho para lograr convertirse en una mina turística comparada con ciudades como Nueva York, Londres y París, entre muchas otras reconocidas mundialmente; sin embargo, hay que aceptar que se debe empezar a transformar las cosas de esta manera. Repito, ni todo es tan bueno, pero tampoco todo es tan malo.
Dicen que en política la forma es fondo y desde la perspectiva de muchos la realidad es que la inconformidad al proyecto surge a raíz del excesivo presupuesto destinado que pretende atraer turismo y con ello derrama económica (así lo justifican). Posteriormente, los conflictos generados por la ubicación de la misma y al final las molestias generadas por el armado de la rueda, aunado al Parque Lineal, que forma parte del mismo proyecto.
Aunque coincido con muchos en que el tema de los millones es un exceso, tomando en cuenta los niveles de pobreza que registra el estado, la verdad es que la “Estrella de Puebla”, rueda de la fortuna u observación, como le acomode más llamarle, logra un impacto positivo en propios y extraños y aunque seguramente los que habitamos la ciudad no subiremos más de una vez, los turistas sin duda alguna querrán saber qué es lo que se ve desde allá arriba.
Ya les contaré.