A José Kabalan Macari le está quedando grande la Secretaría de Infraestructura. A las recientes obras inauguradas con bombos y platillos le han seguido innumerables parches para hacerlas funcionales.
Primero fue el Hospital General del Sur, que fue reinaugurado al estilo morenovallista, pero la obra estaba inconclusa; días después, tuvieron que hacer los parches para terminarla.
La misma suerte corrieron las luminarias colocadas en el Periférico Ecológico, que, por falta de supervisión de la Secretaría de Infraestructura, al primer aguacero se desplomaron.
Y el caso más reciente es el Viaducto de 560 metros —Carlos Camacho—. Dos días posteriores a la inauguración salieron a relucir las deficiencias y obras entregadas al “ahí se va”, muy al estilo de las administraciones priistas que tanto criticó el morenovallismo.
El problema vial que el mentado puente iba a resolver no fue tal. Existen embudos que provocan congestionamientos y, lo peor, en pleno ascenso los automovilistas se llevan la sorpresa de que hay un carril que está bloqueado porque hay desperfectos.
No cabe duda, a Kabalan Macari le está quedando grande el saco.
 
La necedad priista
Ayer, como “reguero de pólvora”, se corrió el rumor de que Blanca Alcalá entraría en lugar de Pablo Fernández del Campo al frente del priismo poblano. Los seguidores de la expresidenta municipal ya festejaban, pero se estrellaron con la realidad, ya que no hay nada definido.
Ayer mismo confirmaron a este columnista lo que habíamos publicado: la designación del nuevo dirigente se realizará hasta enero de 2014. Antes no habrá ningún movimiento.
Sin embargo, la necedad de los priistas poblanos es tremenda. No entiendo que Puebla para el priismo nacional no es prioridad y por el momento no están en la agenda.
Los acelerados tendrán que calmarse y esperar a que las cosas se calmen, sobre todo tendrán que evitar la “guerra de lodo” en la que los grupos ya cayeron y que en nada abona a la unidad partidista.