Otro escándalo más envuelve al Juzgado de Primera Instancia de la ciudad de Tepeaca de Negrete, donde se encuentra nombrado como juez nada menos que José Luis Arenas Juárez, hijo de la magistrada de la Segunda Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), lo que anteriormente habíamos comentado como un caso de nepotismo.
En esta ocasión el escándalo es otro, se trata de la posible fuga de un sujeto acusado por homicidio, que tuvo toda la ayuda del personal del Juzgado de Tepeaca y que cada vez que se “desenreda la madeja” de cómo fue la fuga, más se enreda el personal de estas oficinas, que se aproxima a una investigación ministerial e incluso a una posible consigna.
De acuerdo con el mail llegado a esta columna, resulta que el juez Arenas Juárez se fue de vacaciones y que en este lapso alguien del juzgado falsificó la firma del juez en un documento donde ordenaba le fuera fijada una caución a un interno de la cárcel municipal para que obtuviera su libertad y así ocurrió, sólo que este hombre era juzgado por un delito en el que si resultaba responsable tendría que purgar algo así como 50 años de cárcel.
Cuando el juez regresó resulta que el interno ya no estaba, por lo que hubo una investigación interna donde salió a relucir la falsificación de una firma, además, cuando las investigaciones se fueron más a fondo, el expediente “desapareció” como por arte de magia.
Los enterados dicen que al menos uno de los empleados de este juzgado, cercano al juez, ya fue separado de su cargo y se encuentra sujeto a investigación y otros dos siguen el mismo camino.
Se espera que la Procuraduría General de Justicia (PGJ) tome cartas en el asunto e inicie una investigación porque estaríamos hablando de la fuga de un presunto homicida, planeada y ejecutada desde las oficinas del Juzgado de lo Penal de Tepeaca.
 
Nadie quiere a La Bruja
Sobre el caso del comandante de la Policía Ministerial del Estado, Florencio Rodríguez Vázquez, a cargo de la Sierra Norte de Puebla, le tengo “la otra cara de la moneda”.
Primero, que no ha sido suspendido de su cargo y que se encuentra felizmente realizando su trabajo, que sólo recibió un “jalón de orejas” por permitir que todo su personal se emborrachara, “que el comandante ni toma” y que, es más, podría decirse que es integrante de la “Fraternidad de las Carmelitas Descalzas”.
Quienes envían la “otra carta” dicen que al comandante Florencio, a quienes todos conocen como “La Bruja”, le tienen “mala fe” y sólo esperan que algún día se descomponga del estómago y que nadie le dé papel y sólo encuentre lija del 14.
Pero esta mala fe que le tienen —de acuerdo con la misma carta— es porque “cobra por todo”. Si un elemento quiere salir franco o de descanso por algún problema familiar, fiesta o “arrejunte”, tiene que pagar 500 pesos, lo mismo si se quiere ausentar de una guardia, incluso dicen que hasta para ir al baño le tienen que “entrar” con “La Bruja”.
Además, este tipo de “rentas” abarca también los oficios de investigación, que dejan buenas gratificaciones, las ordenes de aprehensión, presentación y hasta para prestar las unidades, todo cobra.
Por eso nuestro servidor público sigue en problemas, su futuro parece ser incierto.
 
Castro, a San Martín Texmelucan
El que no tiene nada de mala suerte es el comandante Marco Antonio Castro Tejeda, que estaba al frente de la comandancia de Huauchinango cuando se registró lo de los agentes ebrios, y no sólo fue llamado a las oficinas centrales de la PME, sino que lo nombraron al frente de la comandancia de San Martín Texmelucan, cambio del que hasta el momento no se ha hecho ningún comentario.
 
Transa en puerta, en la PME
No tiene mucho tiempo que desde el área de Investigación de Robo de Vehículos, de la Novena Comandancia de la PME, salió a la venta un Jetta gris que, de acuerdo con la publicidad que le ponen, se encuentra en perfectas condiciones, nada le duele, “se habla de tú con las estrellas”.
A la propietaria de este vehiculo se le puede ver por participación social, es la amiga de uno de los jefes de esta corporación y le compró la unidad a uno de los escoltas de la PGJ en 140 mil pesos, sólo que no sabe manejar y en poco tiempo se la acabó, de entrada se le tiene que cambiar la caja de velocidades.
Pese a esto, este vehiculo ya fue disfrazado, quien lo adquiera se va a llevar un “chasco”, pero por favor, amable lector, si usted no dice que yo se lo dije, yo no voy a decir quién me lo dijo.
Nos vemos cuando nos veamos.