El día de ayer, en el noticiero de Joaquín López Dóriga se dio a conocer que en la Suprema Corte de Justicia de la Nación se analiza echar abajo la resolución en la que determinó que las palabras “puñal” y “maricón” provocaban un daño moral, por un supuesto sentido homofóbico.
Como se recordará, esta decisión se generó por una demanda interpuesta por Armando Prida Huerta, quien se sintió aludido por mi pluma, tras la publicación de una columna en la que utilicé esos términos.
Pese a mi defensa en juicio, en donde demostré que las palabras hoy prohibidas fueron utilizadas como un sinónimo de cobardía o de falta de valor, la Corte determinó que estas palabras tenían un sentido de homosexualidad, ordenando al autor de esta columna pagar una indemnización al señor Prida, por haberle provocado un supuesto daño moral.
Tras la controvertida resolución de la SCJN, un grupo considerable de intelectuales, escritores y defensores de la lengua se manifestaron en contra del máximo órgano de justicia de la nación, tachando de absurda y autoritaria la sentencia dictada en esta instancia.
Sorpresivamente, el día de ayer López Dóriga dio a conocer que la Corte estudia la posibilidad de dar marcha atrás, toda vez que la prohibición del uso de las palabras “puñal” y “maricón” generó una clara inconformidad entre un amplio sector social.
Este es un fragmento de la nota televisiva:
Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) buscan revertir la sentencia de la Primera Sala que limitó el uso de las expresiones maricón y puñal.
El 6 de marzo pasado, por mayoría de votos, tres a favor y dos en contra, la Primera Sala determinó que las expresiones maricón y puñal son homofóbicas y, por lo tanto, su uso puede generar una demanda por daño moral.
La sentencia elaborada por el ministro Arturo Zaldívar establece que el uso de estas expresiones no está protegido por el derecho a la libertad de expresión, porque se trata de un acto homófobo y discriminatorio, que denota un sentido de burla y que incita y justifica la intolerancia hacia los homosexuales.
Sin embargo, no todos los ministros que integran la Primera Sala de la Suprema Corte están de acuerdo con esta sentencia.
Los ministros José Ramón Cossío y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, los dos que votaron en contra de prohibir el uso de estas expresiones, dieron a conocer su rechazo a esa sentencia.
Aseguraron que la sentencia no ayuda a erradicar la discriminación de la que son víctimas los homosexuales, sino que perpetua el prejuicio en contra de ellos, al dar por hecho que esas expresiones están relacionadas con la homosexualidad.
El ministro Cossío explicó que la sentencia “impone restricciones excesivas a la libertad de expresión”.
En su documento, el ministro Alfredo Gutiérrez señala que “el hecho de que un discurso sea incómodo, molesto o políticamente incorrecto para ciertas personas no significa que por ello deba de prohibirse”.
La sentencia de la Suprema Corte se dio al resolver una disputa entre dos columnistas de un periódico de Puebla, quienes utilizaron las expresiones maricón y puñal para criticar su labor profesional.
La restricción al uso de las expresiones puñal y maricón se mantiene hasta que la Suprema Corte determine lo contrario.
Sin duda, el simple hecho de que la SCJN analice dar marcha atrás a su propia resolución demuestra que sí se sintió la fuerza de quienes de una u otra manera se manifestaron en contra de esta absurda prohibición.
Habrá que esperar para conocer si la Corte decide tomar al toro por los cuernos, reconociendo su error, privilegiando el poder y la riqueza de nuestra lengua.
Hoy, nuevamente, la decisión está en los ministros.
Veremos y diremos.