El poco poder que tuvieron en sus manos acabó por despedazar a los panistas. Políticos con laxos principios y doctrina partidista terminaron por anteponer sus canonjías y privilegios a los propósitos partidistas.
En la última semana, entre los panistas se desató una guerra mediática que, lejos de afectar a un personaje en particular, está arrastrado al capital político del PAN en la ciudad de Puebla.
Los métodos que tanto criticaron al viejo PRI hoy lo replican con el único objetivo de desprestigiar al enemigo y mantener sus cotos de poder.
Una muestra de la descomposición panista es el regidor Carlos Ibáñez.
Llegó al poder por Acción Nacional; al sentirse poderoso abandonó las filas del blanquiazul para auto declararse regidor independiente.
Sin embargo, en diversas ocasiones jugó las cartas del PRI. Ibáñez secundó a la regidora priista Sandra Montalvo para exhibir a los secretarios del gabinete municipal.
Y aún más, jugó la contra al municipio de Puebla cuando en el pleno Cabildo respaldó al ayuntamiento de San Andrés durante el conflicto por los límites territoriales.
Carlos Ibáñez Alcocer, junto con Miriam Mozo Rodríguez, Xóchitl Barranco Cortés y Octavio Castilla Kuri, todos ellos integrantes de la Comisión de Hacienda y Patrimonio Municipal, votó en contra de la cuenta pública de 2013 del alcalde Eduardo Rivera Pérez.
Los motivos del voto en contra carecen de contundencia técnica y más bien obedecen a la guerra mediática entre panistas.
Aún más, durante la última sesión de la Comisión de Patrimonio y Hacienda, una vez que el director de Normatividad Comercial, Luis Mora, abandonó la sala donde se desarrollaron los trabajos de los regidores, Carlos Ibáñez —ante el asombro de algunos de sus homólogos— amenazó, en ausencia, a Luis Mora, con palabras altisonantes. “Cuando lo encuentre le voy a partir su madre”, espetó.
Al ser cuestionado, Mora Velasco dijo que se reserva el derecho de denunciarlo en su momento, toda vez que Carlos Ibáñez ha tratado por todas las vías de desprestigiarlo con acusaciones falsas debido a que el regidor ha visto dañados sus intereses cuando se le han clausurado “antros” y prostíbulos.
De ese grado está la descomposición del panismo.
El poder terminó por despedazar sus principios y doctrina.