De manera natural, el historial del nuevo presidente municipal nos traslada a su paso por la Secretaría de Infraestructura, en donde, más allá de los caprichos que representan las obras de relumbrón emanadas desde la casona de Los Fuertes, es innegable que Tony Gali demostró su eficiencia operativa en esa área, lo que nos hace pensar que en cuestión de obra pública y servicios públicos los poblanos debemos esperar buenos resultados.
A diferencia de lo que con hechos ha probado el alcalde, en materia de gobernabilidad, eficiencia administrativa y seguridad pública deberá convencer a quienes hasta ahora desconocen sus habilidades en estos rubros.
Sin embargo, Gali no es un novato en la administración pública, muchos ven en él una innata capacidad negociadora, cualidad que será puesta a prueba con la regulación de ambulantes y giros “negros”, así como el lidiar con el sindicato de trabajadores municipales, al cual ya le dio el primer gancho al hígado. En cuanto a la eficiencia administrativa, ha pasado por el Gobierno Federal, particularmente en el SAT, y en el gobierno estatal en la SCT, lo cual le servirá para enfrentar la administración municipal más larga de la historia poblana.
En materia de Seguridad Pública es en donde parece que encontrará el mayor número de retos y problemas. La inseguridad en Puebla ha crecido a niveles alarmantes, los cuales se derivan del abandono del gobierno estatal hacia la administración de Eduardo Rivera, el cual permitió que le arrebataran a más de la mitad de los efectivos policíacos desde el inicio de su trienio.
Seguramente, el respaldo del Señor de los Cerros para Gali permitirá que la ciudad tenga los recursos tanto humanos como materiales para intentar frenar la “ola” delictiva, aunque el nombramiento del exdirector de la Policía Estatal del gobierno morenovallista, Alejandro Óscar Santizo, en la SSPM, deja en claro que la política de seguridad será dictada desde Casa Puebla, bajo la tutela de Facundo Rosas, lo cual no debe dejarnos nada tranquilos.
Vamos a cruzar los dedos y esperar a que con una buena coordinación entre el estado y el municipio se logre mejorar las precarias condiciones de seguridad en las que vivimos los poblanos, en donde las ejecuciones, los secuestros y el robo con violencia han crecido brutalmente.
La semana pasada, en una nota publicada por el portal de Noticieros Televisa, se dio a conocer que cuatro de los altos mandos de seguridad en el gobierno estatal de Puebla reprobaron los exámenes de confianza, en donde se incluyeron a Víctor Carrancá Bourget, procurador general de Justicia; Juan Luis Galán Ruiz, jefe general de la Policía Ministerial; Juan Sánchez Zarza, subsecretario de Inteligencia e Investigación de la Secretaría de Seguridad Pública, y Gustavo Luis Huerta Yedra, titular de la Fiscalía General Regional.
Lamentablemente, después de esta revelación periodística, no se ha fijado una postura oficial respecto al futuro de los funcionarios que reprobaron los exámenes de confianza.
Sobra decir que la principal causa del resultado reprobatorio de los mandos policíacos es por presuntas ligas con el crimen organizado, lo cual es un asunto mucho muy delicado que no ha sido atendido hasta hoy por el gobierno morenovallista.
Para nadie en Puebla es un secreto el alto índice de delitos cometidos en contra de ciudadanos comunes, en donde el robo con violencia en vía pública y el robo en casa habitación se han convertido en el pan de cada día.
Qué decir de las cada vez más constantes balaceras, como la de la avenida Juárez hace tres semanas; la de Tepeaca, la semana anterior, y ayer, en Acatlán, o el secuestro y ejecución de la subdelegada del IMSS el pasado viernes.
Regresando al municipio, vamos a esperar a que la estrategia en inseguridad obtenga buenos resultados, para que este tema deje de ser un tormento para los poblanos y que su titular, Óscar Santizo, no defraude la confianza que depositó en su persona el alcalde Tony Gali.
Por lo pronto, la llegada de Tony Gali al Charlie Hall conlleva grandes expectativas para los poblanos, particularmente para quienes conocen su calidad humana, la cual no es común en estos tiempos políticos.