1. Terminando la adolescencia, a punto de iniciar la juventud, Mariano Ayala Armenta, Luis Vázquez Canseco; uno fallecido después de vivir años con el señor Menier, otro ahora brillante maestro, futuro doctor en no sé que, andábamos calientes con la política partidaria electoral de la región de Izúcar, donde comprende Atencingo con sus 11 pueblos anexos productores todos de caña de azúcar.
2. En esos ires y venires para encontrarnos con el líder Guadalupe Vargas Ramírez, al cual queríamos presentarle un magno proyecto de riego por goteo a 20 años, con las menores o casi nulas inversiones $$$$$ pero mucha tarea física de los campesinos de toda la región, conocimos a un delegado de la Confederación Nacional Campesina, sector del PRI, el cual invariablemente hablaba sobre la necesidad de transportar la caña quemada para molienda del ingenio de Atencingo en camiones de carga de varias toneladas, dejando de lado para siempre el imparable trenecito “Decauville”, que —a reserva de ser corregido por quien sea— llevaba con gran comodidad los cientos de miles de toneladas de materia prima azucarera. 
3. Los tres mosqueseros (devoradores los tres de queso de la región naturalmente) nos oponíamos a ello cuantas veces podíamos hablando con Lupe Ramírez, pero éste estaba adormilado por las ventajas de los camiones sobre el trenecito.
3.1. Se compraron los camiones, sí creció la planta de empleo para los productores de caña, pero fue mientras los activos de transporte con llantas estuvieron nuevos. Cuando los gastos de reparación y mantenimiento desequilibraron los ingresos ya era tarde para recular, pues no sé a quién “hideputa” (Cervantes Saavedra) se le ocurrió levantar la vía total del tren Decauville que, además de transportar caña quemada, también llevaba carga de los habitantes de la región y a ellos. 
4. Años después, en la Escuela Nacional de Maestros, en el Instituto Politécnico Nacional y en la Universidad Autónoma de México, entre pares de estudiantes inquietos, leíamos un folleto traducido del inglés, pagado por empresas productoras de camiones o coches, el cual técnicamente era un manual para introducirlos obstaculizando el mantenimiento o crecimiento del transporte férreo nacional.
5. Después de las luchas de los ferrocarrileros, asociadas líricamente sin carga ideológica alguna ni motivación social transformadora, con las de profesores, médicos, estudiantes, terminadas con Vallejo en prisión, exterminados físicamente por el Ejército mexicano incluso con sus familias decenas de luchadores sociales, expulsados de los centros de educación superior cientos de estudiantes en todo el país, nos dimos cuenta que el manual para exterminar al FFCC mexicano era una realidad ejecutora y no una idea mas de la Guerra Fría.
Su majestad el camión, sus príncipes los coches mandan en México hasta ahora, 4 junio del 2014. 
 
Nuestra casa
El letrero del estacionamiento en la esquina de la 11 Sur con 15 Poniente se lleva las palmas en creatividad. Dice: “Sí los coches aquí estacionados no consumen en los negocios de esta plaza serán multados. Se lo merecen esos coches comodinos”.