1. Su labor más ardua fue bajo el mandato del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, el cual carecía de información política elemental, y mucho menos tenía idea de cómo conducir a un pueblo que posee 32 nacionalidades muy diferentes, nacidas a la vez del entorno colonial de la madre España, mestizado con las diversas naciones precolombinas, además de estar penetrados culturalmente por los Estados Unidos de Norteamérica.
2. El mandato de Miguel de la Madrid Hurtado, a final de cuentas un buen mexicano, estuvo sujeto a los pensamientos adquiridos sobre economía cuando fue becario en Estados Unidos. Su proclama inicial como presidente fue: “Que no se nos deshaga México en nuestras manos”.
3. En efecto, si algo tenemos que aprender de pueblos más desarrollados civilizadamente, como es el caso de los países anglosajones, es su concepción metodológica para emprender cualquier aventura que la planeación convierte en empresa.
3.1. De ahí que el pronunciamiento “delamadridiano” partió del principio de real politik, traducido, a saber, si el piso es de concreto o de madera. De la Madrid sabía perfectamente bien, por sus informadores del Departamento de Estado Americano, cuál era la situación económica, moral, educativa, científica, tecnológica, industrial, agrícola e internacional.
3.2. Entre esta, destacaba desde esos días el “Estado de gandallismo mexicano”, convertido en una corrupción nacional donde, como en Haití actualmente, todos saben en qué consiste y unánimemente saben cómo acabar con ella, pero todos estamos esperando una oportunidad para enriquecernos, pues la honradez o, cuando menos, la honestidad son valores olvidados desde hace décadas por todos los mexicanos; naturalmente, este postulado es un traje a la medida que el lector usará a voluntad.
4. Para ilustrar el trabajo de Bartlett Díaz como secretario de Gobernación federal, baste decir que incluso sus enemigos más conspicuos jamás pudieron achacarle ningún acto de incompetencia o de violación de carácter constitucional.
5. Como gobernador de Puebla, resolvió:
a) El grave problema del agua potable, que estaba ausente hasta por 15 años en centenares de colonias poblanas. Bajo un aseado trabajo de su gobernación estatal, logró que los pueblos circunvecinos a la capital, mismos de donde manan actualmente los manantiales del agua cristalina, “poblanizaran” su identidad casi precolombina, admitiendo una nueva distribución del líquido vital. Desde Bartlett Díaz, mejor dicho desde don Manuel, el agua no ha vuelto a faltar en las tuberías domésticas o industriales, salvo por incompetencia, ineptitud o mala aplicación de recursos económicos, y eso en áreas donde el usuario no tiene voz por ser miembro de la base piramidal que ocupan los marginados.
b) El periférico de nuestra capital fue realizado bajo su mandato, prestando una gran calidad de servicio público, pues ahorra gasto de gasolina, mantenimiento y reparación vehicular gracias a los tiempos de recorridos disminuidos. Que durante 12 años hayan permanecido latentes las extensiones, las dimensiones con las nuevas adecuaciones exigentes para la masa vehicular, esa no es su responsabilidad. 
c) Logró diseñar dentro del centro histórico una zona de alto desarrollo inmobiliario, que la “chatez”, o bien, la falta de relaciones financieras de los dos gobernadores que lo sucedieron no pudieron continuar exitosamente. De ahí falta que el nuevo gobierno estatal por venir resuelva satisfactoriamente esa premisa para el desarrollo en forma urgente.
d) Puebla, si la Volkswagen decide retirarse mañana, sufriría en no más de tres meses un colapso comercial de incalculables proporciones, agravado seguramente por los actos delincuenciales ante la carencia de empleo o de oportunidades para desarrollarse.
e) Este centralismo de dependencia económica se practica en todo el estado. Por ello la “ley Bartlett”, para la aplicación del “federalismo hacendario”, dónde rebanadas notables del pastel presupuestal se le entregaba republicanamente a las comunidades, inspectorías y pueblos, fue copiada por diversos estados federados mexicanos. 
Pues bien, don Manuel abrió domicilio social para ejercer sus labores senatoriales desde hace unas semanas.
 
Nuestra casa
La diferencia entre el pan árabe y la tortilla de harina, copiada de las tundras norteñas, consiste en la calidad de la materia prima acompañada de la calidad en la factura.
El pan árabe huele recién salido del horno, seguirá oliendo ocho días después al calentarse directamente. Se abrirá en dos y relleno de queso, de cajeta, o de lo que se le antoje, será un digno acompañante de cualquier platillo. Lo vende el Lic. Helú, por tercera generación, al teléfono 2 45 44 95.