Sorpresivamente, el día de ayer los medios locales fueron citados a una rueda de prensa en la que el gobierno morenovallista dio la versión oficial respecto a los hechos violentos sucedidos el pasado 9 de julio en la junta auxiliar de Chalchihuapan.
Con alarde de recursos técnicos tanto el secretario general de Gobierno, Luis Maldonado, como el titular de Seguridad Pública, Facundo Rosas, intentaron explicar el fallido operativo de desalojo en aquella comunidad.
Se puede concluir que los puntos en los que justificaron el desaguisado son: que los manifestantes estaban fuertemente armados con bombas molotov, tubos de PVC, cohetones y piedras de “alto calibre”; que nunca usaron balas de goma; que mientras entre los pobladores sólo resultaron dos heridos, fueron cuarenta los policías lesionados, y que el niño lesionado no fue herido por una bala de goma, sino por un cohetón de los propios manifestantes.
En ese sentido, hay que decir que todos los puntos expuestos por la autoridad carecen de sustento, toda vez que las pruebas físicas, los videos, las fotografías y los testimonios demuestran las mentiras emitidas por Maldonado y compañía.
Sin embargo, el punto más importante es el del niño que hoy se encuentra en estado de coma, tras las heridas en el cerebro.
Para ese efecto, Intolerancia Diario hizo contacto con especialistas en la materia —que por cuestiones de seguridad solicitaron mantener sus nombres en el anonimato—, a quienes se les presentaron tanto las fotografías y el video del niño herido, así como la primera tomografía realizada antes de someterlo a la cirugía.
Al respecto, un calificado médico legista observó que en las fotografías y el video se observa claramente que no existen quemaduras ni en la ropa ni en el cabello del niño, lo cual descarta que la herida pudiera haber sido provocada por el estallamiento de un cohetón.
Además, explica el especialista, que es notorio el orificio en la parte superior izquierda del cráneo, lo que hace pensar que se trató de un impacto de algún proyectil no explosivo a larga distancia.
Por otra parte, un experimentado médico traumatólogo puntualizó que en la tomografía se observa una fractura expuesta del cráneo, además de residuos óseos al interior de la cavidad craneal, lo que lo llevó a concluir que se trató de un impacto de un proyectil a alta velocidad, para haber logrado penetrar hasta la masa encefálica.
En ambos casos, los especialistas descartan que se trate de lesiones provocadas por un cohetón y, por el contrario, los lleva a concluir que se trató de un proyectil de características desconocidas.
Para completar la investigación, Intolerancia tomó como muestra los proyectiles recabados en el lugar de los hechos, de los cuales aparece un proyectil de goma, con alas estabilizadoras y de calibre 12, el cual fue comparado con las armas antimotines catalogadas por Amnistía Internacional como letales.
Este proyectil fue presentado a los médicos especialistas para cuestionarles si pudiera haber sido la causante de la lesión del niño y de otro hombre en su mejilla, a lo que dejaron en claro que es muy factible que un proyectil de esas características causara las lesiones que observaron en las fotos, el video y en la tomografía.
A diferencia de las bombas molotov y de los cohetones, de los que nunca presentó pruebas el gobierno fueron varios los proyectiles de goma de estas características los que fueron levantados en la zona donde fueron agredidos los manifestantes.
Estos proyectiles forman parte de las armas antimotines señaladas por Amnistía Internacional como de alta peligrosidad y de lo cual se tienen pruebas de haber provocado muertes en otros países.
Para la mala fortuna del gobierno estatal, la falta de pruebas exhibe la falsedad de su versión, mientras que sobran elementos que confirman que los causantes de esta barbarie fueron los cuerpos policiacos al mando del gobierno estatal.
Ni más ni menos.