Descalificar y criminalizar a las voces disidentes caracterizan al morenovallismo de los últimos meses.
En los tres primeros años, el estilo vertical e intolerante de gobernar provocó el temor entre los poblanos, que en secreto recriminaban los abusos del grupo en el poder. Tenían miedo de denunciar públicamente.
Poco a poco, ese temor se fue perdiendo y surgieron diferentes dirigentes sociales y políticos, encararon al gobierno del estado.
El conflicto de la centralización de las Juntas Auxiliares detonó la protesta en la calles. Ciudadanos y dirigentes políticos y sociales salieron a las calles para protestar en contra de las decisiones unilaterales del morenovallismo.
La represión fue la primera acción para sofocar las expresiones en contra del gobierno estatal. El abuso de la fuerza pública provocó el desenlace fatal de Chalchihuapan, que tiene al morenovallismo en la antesala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El movimiento social fue creciendo contra el gobierno estatal. Y hoy por hoy, más allá de los números de manifestantes, los ciudadanos salen a la calle a denunciar lo que para ellos representan abusos del gobierno estatal.
El sábado pasado, este movimiento social dio una muestra más de capacidad para encarar al gobierno.
Por primera ocasión en lo que va del sexenio morenivallista protestaron en el epicentro del poder político.
Con un moño negro y una cruz formada con veladoras retaron al morenovallismo en la mismísima Casa Puebla.
Para el grupo en el poder la protesta fue insignificante, pero en el terreno político fue un duro golpe a la imagen del gobierno estatal.
Ahí en un bloque estuvieron panistas, priistas, perredistas, militantes de Morena y del Verde Ecologista, activistas de derechos humanos, empresarios, sindicalistas, campesinos y amas de casa.
Fue una protesta que se caracterizó por la diversidad y pluralidad política, personajes como la panista Ana Teresa Aranda y el consejero de Morena, René Sánchez Galindo, se unieron a Lucina Quintero, hija de la campesina encarcelada Enedina Rosas, a habitantes de Cholula expropiados, a dueños de verificentros, a habitantes de Juntas Auxiliares y a concesionarios del transporte público.
Hace un año, ese escenario era casi imposible de diseñar. Ahora es una realidad. Sin duda, alguien está haciendo mal las cosas en el morenovallismo, porque no es fortuita la protesta.
Ayer domingo, integrantes del Círculo de Defensa del Territorio de Cholula colocaron una megamanta en un costado de la iglesia de la Virgen de Los Remedios, para protestar una vez más en contra de la expropiación de tierras de la zona arqueológica.
Al parecer, la manifestación y protesta en las calles marcará el segundo período del gobierno morenovallista.