Conforme avanza la administración morenovallista se hace más evidente que para el Señor de las Balas lo único importante es aparentar la transformación de Puebla, aunque tenga que esconder la pobreza a través del miedo y la represión.
Uno de los derroches millonarios más escandalosos e indignantes del sexenio es el que generará la remodelación y ampliación del estadio Cuauhtémoc.
Pero si la cifra de más de 688 millones de pesos destinados para esta obra era ya escandalosa, aumenta si consideramos que para completar esta inversión la Secretaría de Finanzas decidió utilizar 292 millones de pesos de una partida federal del presupuesto 2014, denominada Contingencias Económicas.
Un documento en posesión de este columnista, con membrete de la Secretaría de Finanzas y firmado por el subsecretario de Egresos, Eduardo Tovilla Lara, y dirigido al titular de Infraestructura, José Cabalán Macari Álvaro, autoriza la utilización de recursos para la obra de remodelación y ampliación del estadio Cuauhtémoc, con un monto total de $688,558,637.14, de los cuales $292,000,000.00 serán de la partida del Ramo 23 (Contingencias Económicas 2014) y $396,558,637.14 provendrán del presupuesto estatal del año 2015.
Es decir, para el gobierno morenovallista la remodelación y la ampliación de un estadio de futbol que alberga a un equipo profesional propiedad de un particular es una contingencia económica.
Por increíble que parezca, uno de los dos estados del país con mayores índices de pobreza decidió utilizar 292 millones de pesos de una partida federal destinada a resolver contingencias económicas en lugar de atender los problemas de la población con alto grado de marginación.
Se pueden estar desmoronando las calles de Puebla y las carreteras del interior del estado, se pueden estar muriendo de hambre miles de poblanos, pueden seguir abandonados el campo y las zonas indígenas, pero para el Señor de las Balas remodelar el estadio Cuauhtémoc es una prioridad y va a utilizar recursos federales que, en teoría, vienen etiquetados para resolver contingencias económicas.
Existen evidencias de que en otros estados los recursos del Ramo 23 han sido utilizados para el rescate de mercados que fueron destruidos por un incendio; también para rescatar espacios públicos deteriorados y otros casos en donde se han reconstruido zonas arqueológicas y culturales para fomentar el turismo.
Pero no existe un sólo caso en donde los recursos del Ramo 23, destinados a contingencias económicas, hayan sido utilizados para remodelar y ampliar un estadio otorgado en comodato a un equipo profesional.
Habrá que esperar para conocer las argucias que utilizará la Secretaría de Finanzas, a través del gurú de los dineros y las arcas morenovallistas, Roberto Moya, para justificar la utilización de estos 292 millones de pesos, que venían etiquetados por la federación para resolver contingencias económicas.
El coliseo, en el limbo
El proyecto de la construcción del coliseo angelopolitano, que servirá para la realización de conciertos y corridas de toros, está en el limbo, ya que las dos hectáreas que requiere este escenario eran buscadas en la zona de Angelópolis, sin que hasta ahora exista una opción viable.
Por el momento, el único terreno disponible es el del estacionamiento del propio estadio Cuauhtémoc, en donde se encuentras las canchas de basquetbol.
Evidentemente, esto complica las cosas, ya que un coliseo en esa zona difícilmente tendría el éxito económico para la empresa organizadora de los conciertos y las corridas de toros.
Así las cosas, si el gobierno no consigue el terreno cercano a Angelópolis, la empresa interesada en invertir y asociarse con el morenovallismo podría terminar con un coliseo de primer mundo en una zona poco viable.
Es decir, un nuevo elefante blanco.