1. Montesquieu, en el Espíritu de las leyes, precisa:
a) La necesidad de que todo el poder que pueda concebir el ser humano no se deposite en una sola persona, sino en un cuerpo soberano autónomo e independiente, que comparta con otros sus pares las altas responsabilidades de servirle a toda la sociedad.
b) Lo ideal para él en esos momentos históricos era la existencia del Poder Ejecutivo, del Legislativo y del Judicial. Obvio es el mencionar que el primero actuaría administrativamente para cubrir todas y cada una de las necesidades usuales de aquellos días, que demandara la sociedad. El segundo crearía leyes para beneficio del pueblo, y el tercero atendería las querellas, resolviéndolas justicieramente: Entre particulares, entre particulares contra todos los tipos de gobierno o entre gobiernos.
c) Lo más trascendente para estos días en que, bajo la democracia electoral existente, la autoridad se ha corrompido a niveles inhumanos, oscureciendo los manejos presupuestarios, otorgando puestos de trabajo innecesarios para favoritas, parientes y amigos, es la insistencia de Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu, de que los tres poderes con facultades autónomas, independientes y soberanas, pudieran lidiar entre ellas por la bondad social, al mismo tiempo que se equilibraban para que la una no dominara a la otra.
2 Actualmente en todos los países de occidente la obra del genio francés se aplica más o menos en forma potable.
3 Es el caso mis queridos lectores que en nuestra matria, en un órgano creado ex profeso para evidenciar la claridad y transparencia de los manejos administrativos, hay la solicitud de una funcionaria para que sea reelecta, cuando la ley en vigor no lo contempla. Involucrado el competente cuerpo de legisladores ante esta pretensión reelectiva, envían al Poder Judicial el caso, para que este lo resuelva; aniquilando en todo momento la separación de poderes y propiciando la intromisión de otros expertos abogados, al mismo tiempo que humillan a sus especialistas de corte jurídico.
4. Ahora lo esperado para esta gran Puebla es que el Poder Judicial consulte los casos que surjan dentro de su ente, para que los resuelva cualquiera de los otros dos cuerpos de poder.
Mientras los elegidos electoralmente para cualquier encargo no asuman sus altas responsabilidades, seguiremos postrados como hasta ahora. Aquí es aplicable como traje a la medida el dicho popular: “Sólo se equivoca el que hace cosas; el que no hace nada jamás se equivocará”.
Nuestra casa
El surtido de tacos existentes en esta hermosa ciudad es indescriptible.