1. El sistema de planeación democrática, si lo aplicáramos en toda América Latina con sentido común, debería partir obligadamente de la periferia al centro; de lo particular a lo general; de la base de la pirámide hacia la cúspide de la misma; con el agregado informativo de los expertos especializados en cada rama del saber y de la producción general de cada país.
1.1. Bajo esta idea, el concepto de desarrollo nacional mexicano tendría obligadamente que partir de la existencia de los diagnósticos de todos y cada uno de los municipios mexicanos, sectorizando posteriormente estado por estado, creando vinculaciones entre ellos donde sea obligado, y la suma nos arrojaría el diagnóstico nacional.
1.2. Actualmente los programas para el desarrollo nacional parten de las ideas de unos cuantos privilegiados asesores de las cúpulas de cada partido, los cuales elaboran acompañando una que otra petición de algún estamento productivo, el posible programa de gobierno, que aplicará su partido en caso de ganar las elecciones.
1.3. Copiando al Dr. Gaudencio Ruíz García, con aquello “de que las cosas son como son, y no como deben ser”, usemos el principio de real politik, manifestando que la Cámara de Diputados federales tiene entre sus obligaciones constitucionales, según el párrafo IV de la Ley Fundamental de la Nación, facultades no compartidas con el Senado de la República. Esta cámara determina la Ley de Egresos de la Federación.
1.4. Ante la ausencia de una ortodoxa pauta programática para invertir, no para gastar en afanes sobre el desarrollo nacional, admitamos que con celo de buenas intenciones, los diputados federales deciden en que rubros deben aplicarse los dineros del tesoro nacional.
1.5. Hasta ahora la Federación dispone del 80%; los diputados federales otorgarán a las entidades federativas un 14%, y dejan a los ayuntamientos el 6% restante.
1.6. Hoy por hoy, la Ley de Egresos nace de un entramado de arreglos políticos partidarios, combinados con dictámenes de expertos provenientes de todas las secretarías de Estado, capitaneados por los de Hacienda y Crédito Público.
2. En nombre del “desarrollo”, objetivo incomprensible para los que dominan el concepto hasta ahora no sujeto a especificaciones mensurables trimestrales cuando menos, nuestro gobierno estatal dispondrá de:
a) 24 mil 928 millones de pesos del Ramo 28 (participaciones a entidades federativas).
b) El Ramo 33 (aportaciones federales para estados y municipios) erogará 29 mil 175 millones de pesos.
c) 4 mil 200 millones de pesos, serán para el Seguro Popular.
Y bajo convenios del gobierno estatal con los 217 ayuntamientos, se dedicarán a:
A. Transportes: 2 mil 313 millones de pesos.
B. Recursos hidráulicos: 726 millones de pesos.
C. Medio ambiente: 62 millones de pesos.
D. Salud: 163 millones.
E. Desarrollo rural sustentable: 579 millones de pesos.
F. Educación superior: 3 mil 654 millones.
G. Cultura: 154 millones.
2.1. Este egreso, nacido de los convenios, puede transformarse en inversión, cuando existiera una sólida participación ciudadana, que exigiera sin ningún menoscabo del plan estatal de desarrollo:
a) La presentación total de los programas de gobierno a desarrollar ante los votantes en general, mediante la discusión, la polémica y quizás (sí, son expertos los aspirantes al poder económico-administrativo) hasta debates sin protocolos cortesanos.
b) Mientras no fluya la información pública, universal y abierta hacia la sociedad total, enfatizando la ejecutividad programática hacia los expertos de nuestros tanques de inteligencia (think tanks), que son nuestros centros de educación superior, Puebla con sus remesas millonarias en dólares; con 64 municipios serranos para desarrollar el turismo ecológico; con 20 millones de hectáreas de clima tropical cálido para cosechar natura herbolaria medicinal, cosmética o culinaria; más la producción de granos en los llanos centrales, y utilizar a nuestras 20 pequeñas ciudades y una metrópoli pletóricas de servicios, seguiremos aunque nos duela ocupando el lugar 27, o el 28, el 29 o el 31 en desarrollo, mientras que otras provincias menos dotadas por natura avanzan diariamente aun en esta crisis.
Nuestra casa
Esperemos que lo comprado en el “Buen Fin”, tenga buen uso. Fuente: La Jornada de Oriente, nota de: Miguel Ángel Domínguez Ríos.