Como regalo de Día de Reyes en la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, Alberto Valencia Velasco, el hombre que mejor pudo colocar a su parentela en esa instancia de gobierno, recibió el cargo de subsecretario de Desarrollo Institucional y Administración Policial.
En los primeros días de diciembre pasado, “Parabólica” (http://intoleranciadiario.com/detalleOpinion/3987/parabolica/alberto-valencia-dueno-de-seguridad-publica) documentó la cantidad de recursos públicos que la familia política del nuevo subsecretario recibe, como si de un derecho de sangre se tratara, en el sexenio que de manera paradójica se inauguró con un discurso por la legalidad y la persecución y encarcelamiento de personajes ligados con actos de corrupción.    
Se trata del reconocimiento al policía federal en tiempos de Genaro García Luna que mejor “sentido de solidaridad” tiene con los parientes directos de su esposa, Irene Garrido Vargas. 
Es así que los afortunados allegados al funcionario premiado recientemente perciben en conjunto “cada mes (…) de la nómina 261 mil 980 pesos, que rebasan en 124 mil 439 pesos lo que gana como salario mensual el gobernador del estado, Rafael Moreno Valle, cuyo sueldo asciende a 137 mil 541 pesos con 63 centavos, según el presupuesto de egresos 2014”.
Cuñada de Valencia Velasco, Kelli (o Kelly) Cristina Garrido Vargas es directora de Planeación, de la Dirección de Planeación Estratégica y Desarrollo Institucional, y su esposo, Aldo Constancio Rodríguez Mejía, director de Asuntos Internos (sic) en la dependencia.
Y por si el escándalo por este abultado expediente de favoritismo, nepotismo y sangría del erario poblano no fuera suficiente, este último matrimonio, incorporado por la intervención directa del nuevo subsecretario, es que se teje una nueva trama que debería ser sancionada.
A las manos del reportero llegó el caso de hostigamiento y acoso sexual que de manera irónica no quiso conocer el Comité de Equidad y Género de la Secretaría de Seguridad Pública, que encabeza el propio Facundo Rosas Rosas, cuyo suplente es, precisamente, el subsecretario Alberto Valencia, y en donde su cuñada Kelli Cristina Garrido ocupa una de las seis posiciones.
Bajo el lema “Campaña compromiso por igual”, el modelo de equidad de género (MEG) de la SSP tiene conceptos que parecen intachables si resultaran práctica cotidiana. ¿Por qué es importante el MEG?, se pregunta un documento de circulación interna. 
“Por que previene la discriminación. Ofreciendo las mismas oportunidades de crecimiento profesional, académico y humano entre mujeres y hombres de la SSP”, responde el texto que, en este contexto, resulta letra muerta, palabrería que adorna una política pública hueca e inútil.
La presunta víctima es una mujer de 38 años de edad con el número de plaza 3963, comisionada a la Dirección de Asuntos Internos que, como hacienda porfiriana, maneja el concuño del subsecretario, Aldo Constancio Rodríguez Mejía, involucrado directamente.
El 31 de diciembre, en la oficialía de partes de la SSP fue recibida la carta de renuncia dirigida de manera directa al titular, Facundo Rosas, en la que expone las razones de su dimisión al puesto de analista, por el que devengaba un sueldo de 4 mil 400 pesos quincenales.
“Por motivos de hostigamiento y acoso sexual hacia mi persona, por parte del LIC. ALDO CONSTANCIO RODRÍGUEZ MEJÍA, quien funge Director de dicha área; asimismo hago de su conocimiento que dicho servidor público solicitó a la suscrita la entrega de la primera quincena pagada”.
El concuño del nuevo subsecretario no sólo es acosador, según se establece en la renuncia de la mujer denunciante, protegido de su señora, cuñada del subsecretario, además, centavero. Ah, y responsable de Asuntos Internos.