Con la designación de Maximiliano Cortázar como coordinador general de Comunicación, Difusión y Promoción del gobierno morenovallista se archivaron los negocios de Escénika, en los primeros días del gobierno de Moreno Valle, y los agravios del vocero del expresidente Felipe Calderón en la elección interna panista.
En las elecciones internas de Acción Nacional del año pasado, Max Cortázar fungió como vocero de la planilla que Ernesto Cordero y Juan Manuel Oliva para buscar la dirigencia nacional del blanquiazul.
El 10 de abril de 2014, Ernesto Cordero y Juan Manuel Oliva iniciaron su gira por Puebla y, en esa ocasión, nuestro personaje y hoy funcionario morenovallista denunció que Rafael Moreno Valle bloqueó actividades de los aspirantes.
Y fue el encargado de difundir la exigencia de Ernesto Cordero a Rafael Moreno Valle de renunciar si quería coordinar la campaña de Gustavo Madero Muñoz a la dirigencia del PAN, y sobre todo la demanda de que Moreno Valle dejara sus prácticas priistas si quiere ser presidenciable.
En junio de 2011, Enrique Núñez tituló su columna “Max Cortázar, la huella y el wey”, para narrar los negocios en Puebla del ahora funcionario morenovallista.
Mostrando una voracidad desmedida, la empresa enviada a Puebla por el asesor morenovallista Max Cortázar pretende cobrar 30 millones de pesos por los escenarios que sirvieron de marco a los eventos organizados por el gobierno del estado por sus primeros cien días.
Esa bomba informativa fue detonada por el periodista Arturo Luna la semana pasada, sin embargo, lo que no se ha dicho, es que de esos 30 millones de pesos ya fueron cobrados 10 millones, lo cual ha provocado que se aceleren las investigaciones sobre este abuso financiero, antes de que se paguen los 20 restantes.
Hay que decir que quien autorizó estas facturas, con sus respectivos sobreprecios, fue Rodolfo Díaz, coordinador administrativo del área de Comunicación Social, lo cual genera severas dudas sobre las verdaderas razones de la salida de Norberto Tapia de esa dirección general.
Entre muchos otros, dos de los grandes negocios de la empresa Escénika fueron el programa Hoy de Televisa (transporte, mobiliario, accesorios, escenarios, etcétera), asunto al que le sacaron una millonada, y los stands del gobierno de la Feria de Puebla, que cobraron como si hubiesen sido de oro.
El programa Hoy no devolvió nada de lo que le dio el gobierno, se llevaron hasta los espejos que usaron Galilea Montijo, Andrea Legarreta y hasta el carismático de Alan Tacher.
Organizaron todas las ruedas de prensa, presentaciones, inicios de obra (banderazos, primeras piedras) de Rafael Moreno Valle y dispararon las facturas.
Todo indica que quien descubrió todos estos excesos fue Óscar Gómez, administrador de la Secretaría General de Gobierno, el cual informó a su jefe Fernando Manzanilla, y éste pidió a Tovilla y a la Contralora Leal que investigaran.
Quienes conocen la conformación de la estructura gubernamental, tienen la radiografía completa y saben cómo llegó Escénika a Puebla.
Y no hay más, las huellas son de Max Cortázar.
¿Y los weyes?
También.
Estos son dos eventos políticos y de negocios que han mantenido a Max Cortázar tan lejos y tan cerca de Moreno Valle.