La ausencia de principios, de escrúpulos y de un código de ética personal que caracteriza al Señor de los Cerros hace muy difícil descifrar su estrategia para consolidar su proyecto político.
Sin embargo, sus ambiciones presidencialistas permitieron descubrir que su principal objetivo era lograr las alianzas multipartidistas que, al igual que en Puebla, le abrieran las posibilidades de conformar una gran coalición en el 2018, en donde el único candidato viable sería el mandatario poblano.
Para lograrlo, se dio a la tarea de hacerse del control de los dos principales partidos, obteniendo resultados sorprendentes en el PAN, en donde utilizó la estructura y los recursos del estado para engrosar el padrón de militantes panistas en todo el país, al grado de tener en sólo tres estados, dominados por él, el número suficiente para garantizar el dominio del partido derechista, en donde ha colocado a operadores de su confianza en puestos directivos, como el caso de Eukid Castañón.
Es tal la confianza que tiene en el control del PAN, que además de Eukid, colocó al actual secretario de Finanzas, Roberto Moya, en una candidatura plurinominal, con el objetivo de que se convierta en presidente de alguna de las dos comisiones económicas más importantes de San Lázaro, como puede ser la de Hacienda o la de Presupuesto.
Se habla de que, pese a los jaloneos con el grupo compacto de Gustavo Madero, está hablado de que Moya sea el principal operador financiero panista en la Cámara de Diputados.
Evidentemente, si es que al momento de definir las comisiones en San Lázaro,no explota algún escándalo financiero en contra del gobierno poblano, en donde el principal sospechoso sería el propio Roberto Moya.
Por su parte, en el PRD la estrategia es prácticamente la misma. Apoyados en la estructura y los dineros estatales, el morenovallismo ha logrado internarse a las vísceras del partido del Sol Azteca, en donde ya colaron al actual secretario de Gobierno, Luis Maldonado, quien gracias a su capacidad seductora, se ha ido ganando espacios entre las fuerzas de izquierda, pese a que también existen grupos en contra de Maldonado y compañía.
En días recientes, el gobernador Moreno Valle ha sostenido reuniones "secretas" con la dirigencia nacional del PRD, impulsadas tanto por Luis Maldonado como por el senador Luis Miguel Barbosa.
Es evidente que el gobernador poblano no quita el dedo del renglón y que busca a toda costa mantener viva la posibilidad de que el PRD doble las manos para concretar una alianza tan absurda como histórica, en donde se uniría la izquierda a la derecha para respaldar la eventual candidatura presidencial de Moreno Valle.
Y por si fuera poco, el inquilino de la casona de Los Fuertes busca que también Luis Maldonado se postule a una candidatura plurinominal por el PRD, en donde también pelearía para presidir una comisión de corte político, para convertir a San Lázaro en su principal centro de operaciones rumbo al 2018 y de paso hacerle un contrapeso a Gustavo Madero, quien evidentemente será el coordianador de la fracción panista y quien aspira también a la candidatura presidencial.
Otro dato interesante es que, de último momento, se cambiará a Cabalán Macari de la diputación suplente del distrito 7, en Tepeaca, por la suplencia en el distrito 12, de la capital, toda vez que no quiere correr ningún riesgo para poder llevarlo a San Lázaro.
Así las cosas, el maquiavélico plan de Moreno Valle nos deja en claro que en este momento Puebla pasó a ser la caja registradora de un proyecto nacional en donde Moreno Valle, a través de las candidaturas plurinominales, ya aseguró tener a sus cuatro hombres más cercanos: Roberto Moya, Eukid Castañón, Luis Maldonado y Cabalán Macari, y cuando menos dos de ellos con la posibilidad de presidir importantes comisiones.
Y esto sólo se puede lograr cuando un supuesto pragmatismo le sirve de pretexto para justificar la falta de escrúpulos e ideales políticos.
Sin duda, mientras la ignorancia y la falta de memoria de los mexicanos los siga manteniendo en el poder, seguiremos padeciendo a estos engendros políticos.
Es lo que nos merecemos.