La creciente inseguridad en Puebla es un cáncer que invade día a día todos los rincones del estado, sin que nada ni nadie mueva un dedo para encontrar una solución de fondo.
La tragedia de Chalchihuapan pudo ser un parteaguas que limpiara a los miembros del gabinete de seguridad en Puebla.
Lamentablemente, una errada concepción en Casa Puebla provocó que en lugar de haber sido despedidos los tres hombres de mayor jerarquía dentro del gabinete se seguridad inexplicablemente se afianzaran en sus cargos.
Así las cosas, tanto el secretario general de Gobierno, Luis Maldonado, como el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Facundo Rosas, y el procurador general de Justicia siguen teniendo a su cargo la seguridad de un estado que se desmorona de manera dramática.
El día de ayer, se confirmó la muerte del jovencito Antonio Sebastián Préstamo Rivera, quien, después de ser secuestrado y de que sus familiares pagaran el rescate, apareció abandonado en Xalapa (Veracruz).
Imagino el dolor y la impotencia de los padres de este joven, quienes pagaron el rescate con la esperanza de recuperar con vida a su hijo.
Debo citar que conocí a los señores Préstamo Rivera cuando llevaban a sus dos hijos a jugar tenis en la Ibero con el profesor Juan Irineo, y coincidí en algunos torneos infantiles, en donde saltaba a la vista la unión familiar.
Hoy esa familia ha quedado marcada por el dolor más grande que pueden vivir unos padres, que es la pérdida de un hijo. Sin hacer a un lado los sentimientos de su hermano mayor.
Y es aquí en donde me pregunto: ¿De qué diablos sirvieron los arcos de seguridad inaugurados recientemente por el Señor de los Cerros?
¿Acaso no nos dijeron que estos blindarían a nuestro estado de la llegada de criminales de otros estados?
¿No que estos arcos impiden que puedan pasar delincuentes armados y personas encajueladas?
De acuerdo a todo lo que nos presumieron, todo indica que los millonarios Arcos de Seguridad son otro más de los fracasos sexenales.
¿O acaso, la verdadera razón es que los arcos de seguridad aún no funcionan?
Si es así, bien valdría la pena que, como ciudadanos, exijamos que nunca más se inaugure una sola obra sin terminar.
Qué grave que se haya inaugurado una obra que un mes después sigue sin funcionar y que en teoría pudiera haber impedido el asesinato de un joven.
Porque el secuestro y asesinato del joven Préstamo Rivera confirma que a Puebla están llegando criminales de otros estados, y también que los cuerpos policiacos están siendo rebasados.
Porque además, este secuestro no es un caso aislado.
Los altos índices de robo con violencia y de robo en casa habitación son parte de la creciente inseguridad en Puebla.
Si bien es cierto que en este estado no vemos descabezados en las calles diariamente ni se dan balaceras en las calles, también es cierto que en las entidades en donde eso sucede los ciudadanos comunes no son parte de esa violencia.
A diferencia, en Puebla las víctimas del robo con violencia y a casas habitación son directamente los ciudadanos.
Qué decir de los secuestros y homicidios, en donde los daños son irreparables.
Lamentablemente, en Puebla estamos condenados a un estado de absoluta indefensión, en donde los tres responsables de nuestra seguridad son Luis Maldonado, Facundo Rosas y Víctor Carrancá.
Y a su ineficiencia, también hay que sumar su cobardía, porque horas después no dieron la cara para informar muerte de Sebastián.
Qué Dios nos agarre confesados.