Una voz del círculo íntimo del gobernador Rafael Moreno Valle dijo al reportero hace unas semanas, ya con un buen tramo de la campaña andada: somos un grupo (político) a prueba de balas. 
Sin más, tal vez sin proponérselo la definición encuadraba en una hoja de ruta que parecía haber sido diseñada con la exactitud y precisión suficiente para no alterar al jefe de este grupo político que busca ser candidato presidencial por el PAN en 2018.
El domingo negro de Moreno Valle no estaba en el horizonte de mi interlocutor cuando nos reunimos a comer allá en la avenida Juárez, seguro de imponerse en la jornada del 7 de junio. 
No solo no pudo llevarse los 13 de 16 distritos que el cancerbero Eukid Castañón Herrera presumió al inició de las campañas.El mandatario poblano no pudo hacer ganar ni a Miguel Ángel Polvo Rea en el distrito 2 de Tlaxcala, al que acompañó en su cierre de campaña en la capital del vecino estado, gobernado por Mariano González Zarur. 
Nadie puede hoy advertir que la factura más costosa la tendrá que pagar el panista que se obstinó en hacer a un lado a los liderazgos del panismo en Puebla de quienes ha dicho “no saben ganar elecciones”.
Rotos los equilibrios internos en esa fuerza política el empeñoso señor feudal (Señor de los Cerros lo llama Enrique Núñez) los doctrinarios marginados llamaron a la “huelga de brazos caídos” que produjo el resultado que ahora todos conocen: de confirmarse el resultado preliminar, el PAN de Moreno Valle tendrá un reducido grupo legislativo en San Lázaro. 
Una variable que no es admitida por los oficiosos voceros del gobernador como Pablo Rodríguez, el dirigente panista en la capital y el ave de las tempestades, el senador Javier Lozano es la omnipresencia de Moreno Valle en la campaña que terminó ayer domingo.
La campaña nacional del PAN tuvo como eje articulador los trabajos que se han hecho en la capital poblana como muestra de presunta eficiencia gubernamental bajo el lema: “Acciones que transforman…”    
“Los gobiernos panistas se preocupan por la sociedad y trabajan por impulsar la prosperidad ya la paz (…) Rafael Moreno Valle triplicó la inversión en infraestructura y bla… bla… bla” decía el mensaje en radio y televisión que el CEN pautó en espacios oficiales.
Regordosa y Lozano pretenden que su patrón no estuvo en la boleta el domingo, pero sí en el imaginario colectivo mediante la estrategia que ha seguido desde que se empecinó en ser gobernador: la construcción de una percepción cada vez más difícil de sostener.  
Moreno Valle es el gran perdedor, con ocho o nueve distritos en poder del PRI al que un día renunció. Debe ser que el blindaje que presumió el integrante de su grupo caducó.