El hecho de que Rafael Moreno Valle desestime la encuesta de Excélsior que lo coloca en el último lugar en la lista de suspirantes presidenciales, bajo la premisa de que él aún no se ha destapado, nos deja muy en claro que el gobernador poblano vive en su propio mundo de fantasía.
El hecho de que casi un 80 por ciento de los encuestados identifiquen a Margarita Zavala por sus aspiraciones presidenciales, contra el 4 por ciento de quienes saben que Moreno Valle quiere contender por la presidencia de la República, debe ser motivo de alerta para un personaje que ha utilizado los cuatro años de su gobierno para proyectar sus sueños de habitar la residencia de Los Pinos.
Si el Señor de los Cerros piensa que puede tapar el sol con un dedo, argumentando que su baja popularidad obedece a que él aún no se destapa, lamento decepcionarlo. Porque si el aspirante poblano cree que el día que se destape, va a lograr en una semana los números de Margarita Zavala, se va a dar con una piedra en los dientes.
¿A quién quiere engañar Rafael?
¿Pensará que nos chupamos el dedo?
Quienes hemos seguido de cerca los pasos de Moreno Valle sabemos que en su cabeza no pasa otra cosa que no tenga que ver con la presidencia y en consecuencia, cada una sus acciones.
El problema es que pese a todo lo que él y sus expertos han planeado para posicionarlo, no penetra en el grueso de los que debieran ya tenerlo como uno de los presidenciables.
Sin duda, hay que reconocer que en el círculo político nacional, su nombre ya forma parte de la baraja de la sucesión; sin embargo, no logra permear entre las masas, en donde es un ilustre desconocido.
Para los poblanos es evidente que el nombre y los apellidos del Señor de los Cerros los ponen hasta en los puentes construidos con dinero federal; pero a nivel nacional pierde una elección hasta con Cuauhtémoc Blanco.
Por el bien de Puebla y de su futuro financiero, espero que alguien lo haga entrar en conciencia, y que le hagan ver que sus sueños guajiros nos cuestan y nos seguirán costando a los poblanos, quienes heredaremos un estado endeudado por los próximos cinco sexenios, con tal de mantener con vida las aspiraciones de un personaje en declive.
Cada estertor nos cuesta millones y millones, que bien podrían utilizarse para que Puebla deje ese vergonzoso penúltimo lugar en pobreza.
Porque mientras el helicóptero Agusta negro sigue volando diariamente al Distrito Federal para que Rafael siga su cabildeo con empresarios y políticos, Puebla ya rebasó a Tlaxcala en sus niveles de pobreza.
Es decir, Mariano González, muy a la callada, resultó un gobernador más eficiente que Rafael Moreno Valle.
Por si fuera poco, el tlaxcalteca ganó todas sus diputaciones; en tanto, el poblano perdió nueve de dieciséis.
Sin duda, datos como este explican que ese dramático cuatro por ciento de Rafael, contra el 76 de Margarita, es demoledor.
Lo que se ve, no se juzga.