Este jueves se cumple un año del enfrentamiento entre elementos de la policía estatal y manifestantes de Chalchihuapan.
A 365 días del acontecimiento, ha habido mucho manoseo, rumores, traiciones, divisiones, amenazas, acoso y dudas, entre los mismos protagonistas y con autoridades.
Hay rumores hasta que algunos activistas y abogados que se acercaron a ofrecer su apoyo cobraron sendas comisiones a los afectados que fueron indemnizados.
Ahora ya hasta ni los dejan entrar al pueblo.
Y es que cinco de los lesionados ya cobraron indemnizaciones que van desde 80 mil a 300 mil pesos, como revelamos hace unas semanas.
La traición y rompimientos también han sido claros en todo este tiempo.
Por ejemplo, el que apenas hubo esta misma semana entre Araceli Bautista y su hijo Javier Montes, expresidente auxiliar de Chalchihuapan que está recluido.
Parece increíble que la mamá no haya dado espaldarazo a su hijo, luego de que hizo pública su desconfianza contra Alejandro del Castillo, quien ahora funge como vocero.
Y es que este abogado conocido como “El Lechuzo” ha sido acusado constantemente por varios de ser un infiltrado del gobierno para resquebrajar el movimiento.
Sea o no cierto, desde su llegada todo se fracturó. Eso es un hecho.
Apenas la semana pasada fue contactada una persona para ingresar al penal y sacar la carta donde Javier Montes desconocía Alejandro del Castillo.
Era Top Secret.
Sin embargo, esta persona —que era de toda confianza— salió casi corriendo a informar sin ninguna ética a Araceli que habría una carta, lo que prendió las luces rojas.
Inmediatamente, tratándose de adelantar a la misiva, emitieron otra, dando el espaldarazo a Del Castillo.
De este modo se descubrió el espionaje e infiltraciones entre los grupos chalchihuapenses.
De miedo.
La situación se pondrá al rojo vivo en los próximos días en este caso que ha cimbrado a Puebla desde el 9 de julio del año pasado.
Entre el manoseo y la traición

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