1.- Hace décadas la gonorrea, la sífilis, los chancros, eran llamadas enfermedades secretas. En las ciudades de todo México de frontera a frontera y de océano a océano, había doctores audaces que con discreción al lado de su nombre usaban como anuncio el tratamiento especial para curarse.
2.- ¿Cuántas amas de casa leales esposas y madres, sufrieron la vergüenza física y moral, de tales contagios por la timoratez de sociedades primitivas, capaces de creer que con el ocultamiento del mal este podía ser eludido? Seguramente fueron incontables.
3.- Las enfermedades provenientes del coito dejaron de ser problema de salud nacional, cuando especialistas en la materia, doctores practicantes, curanderos prácticos exitosos sin ser doctores, periodistas amantes de su honesta profesión, divulgaron los males que causaban el ocultamiento de una verdad existente.
4.- Idéntica situación, guardó la existencia del Sida, el cual durante años la secretaría del ramo no atendió en forma inteligente la expansión del hasta ahora sí controlada enfermedad.
5.- La única forma inteligente de evitar el florecimiento de males físicos en los seres vivos, o de males sociales endémicos, o pandémicos es, ha sido y será: la prevención.
6.- El ejercicio preventivo es difícil de practicar, toda vez que la información en ningún país del planeta tierra —donde vivimos— fluye universalmente.
7.- Generalmente tal actitud es iniciada invariablemente por los gobiernos del tipo que sean, los cuales jamás están hasta ahora constituidos por los mejores seres humanos de cualquier sociedad.
8.- Cuando en México, el organismo institucional encargado de estudiar a la pobreza, denuncia en su informe la realidad nacional de nuestras capacidades o incapacidades para adquirir medios de subsistencia útiles para una sana sobrevivencia, debemos admitir el último grito en ciencias sociales aplicadas a la Ciencia del Derecho en Alemania actual, según el Dr. Gaudencio Ruíz García: “Las cosas son como son, y no como deben ser”.
Tenemos la obligación como nacionales de cambiarlas para ser mejores cada día.
Salvo su opinión.
Nuestras cosas
La bebe Nana, Akita de raza pura de veinte y pico kilos de peso, sigue aumentando de volumen, y verla correr en terreno llano inspira más que ternura admiración, al ver una máquina de tal potencia desplazarse como ave en el viento. A final de cuentas papá cuervo ve a sus hijos con esos ojos y no con los ojos ajenos.