Aunque para la gran mayoría de los poblanos el nombre de Luis Miguel Barbosa no represente absolutamente nada, para el primer círculo de la política nacional es un personaje que tiene un peso específico.
Y es por esta bipolaridad que el senador debe ser muy cauto al momento de tomar decisiones. Un error de cálculo marginaría cualquiera de sus aspiraciones, mientras que una decisión sesuda y oportuna lo catapultaría a niveles insospechados.
Y es ahí donde surge la interrogante: ¿Dónde vale más Barbosa?
Cantado su compromiso con Andrés Manuel López Obrador, se especuló que el senador tehuacanero renunciaría al PRD en cualquier momento. Sin embargo, para el proyecto presidencial de Morena, Luis Miguel Barbosa les sirve adentro del PRD.
Basta con observar el espacio que en los últimos días ha ganado en columnas nacionales, confirmando que la declaratoria de amor a favor de AMLO, puso en jaque a todas las fuerzas y corrientes perredistas.
Ayer, Barbosa volvió a generar un derroche de tinta en los medios nacionales al anunciar que renunciaba a la fracción parlamentaria del PRD en el Senado.
No quiere decir que con esto renuncie a su partido, pero es evidente que el hábil senador busca y provoca a la dirigencia nacional para que lo expulsen.
Es evidente que los conflictos internos en el PRD, desde que Barbosa se declaró pro AMLO, van en aumento y que el verdadero ganador de esta división no es otro partido que Morena.
Por ello es que Barbosa ha anunciado que no se va del sol azteca y que le hagan como puedan.
Sobra decir que —hoy por hoy— donde realmente valen las canicas del poblano es manteniéndose en las filas perredistas, estirando la liga hasta donde aguante.
Y cuando su presencia en el partido valga menos que un cero a la izquierda, entonces —si antes no lo expulsan— lo veremos renunciando.
Una vez que se cumplan esos términos, iniciará la especulación sobre el futuro político de este personaje. En ese instante veremos a los adelantados de Morena sufrir de nervios por una posible incursión de Barbosa en la elección de 2018, donde el principal trofeo en disputa será la gubernatura.
Me parece que en esa lógica, el futuro del hoy senador independiente no es una candidatura, sino una posición relevante en el primer círculo de poder en la campaña presidencial de AMLO.
Ahí es en donde vale, de candidato, francamente no lo veo.
Y si me apuran, en caso de un triunfo de Morena, con tamaños para el gabinete.
Todo parece acomodársele a Luis Miguel Barbosa, salvo que para alcanzar ese paraíso, primero tiene que concretarse el milagro lopezobradorista. ¿Se dará?
Veremos y diremos.