La guerra entre huachicoleros habrá dejado en sólo tres municipios de Puebla el saldo de 14 muertos y una estela de terror entre los poblanos.
El último atentado de grupos de pistoleros pagados por los capos del robo de hidrocarburos fue en una clínica particular, en la colonia Lomas del 5 de Mayo.
En ese lugar, de acuerdo a relatos de testigos, un par de niños creyeron que a los que iban a robar eran ellos, y se escondieron como el mismo miedo les dio a entender, sobre todo, cuando el concierto de disparos y de muerte se inició.
Las víctimas no eran los niños, sino enemigos del grupo armado, algunos que se estaban restableciendo de sus heridas, de un primer enfrentamiento, que debió de haber ocurrido en Tlaltenango.
De todas formas, los niños, mujeres, clientes que se encontraban en ese lugar debieron haber sentido más miedo que el mismo terremoto del 19 de septiembre pasado.
Otro de los enfrentamientos que debió haber causado terror, fue el que se dio en Santa Ana Xalmimilulco, al término de un partido de futbol, donde dos sujetos sacaron armas de fuego y le dispararon a un hombre adulto y a sus dos hijos.
Y pasó lo mismo, los espectadores corrieron para todos lados, ante el temor de que pudieran ser alcanzados por balas perdidas.
El terror de los poblanos se da en los enfrentamientos de bandas del crimen organizado.
Es la confirmación de que en Puebla, ya en esta ciudad, están operando organizaciones que quieren ganar espacios o plazas y que se están valiendo de las ejecuciones, los levantones y las desapariciones.
Es cierto que las acciones de la Secretaría de Seguridad Pública, además del Ejército Mexicano, la Marina y otras han disminuido puntos de robos de hidrocarburos, pero también es verdad que estos grupos no han reducido, por el contrario, aumentaron en su peligrosidad.
Es obvio que estos grupos, que ya se están enfrentando, van a protagonizar otras balaceras más, y todos peligramos.
Toca a la Fiscalía General del Estado (FGE) que si ya están identificados la mayoría de los líderes, que éstos sean perseguidos y aprehendidos.
Que la FGE no espere a que venga la Marina a aprehender a estos delincuentes para que se cuelguen la autoría de una detención.
Se supone que están preparados, o ¿no?
Nos vemos cuando nos veamos.