Y cantada vale doble, en este espacio le comentamos que Othón Muñoz “El cachetes”, había abandonado el Cereso de Mediana Seguridad de Tepexi de Rodríguez, donde lo recluyeron por andar de chismoso, y lo habían pasado a una clínica de la ciudad de Puebla, donde se sometió a exámenes médicos.

Le dijimos en ese entonces que a “El Cachetes”, le habían perdonado la osadía de filtrar fotografías suyas con funcionarios de alto nivel, como si se tratara de un mensaje siciliano para quien tratara de incriminarlo.

Lo real es que el mismo personal de confianza de “Don Cachetes”, fue quien sacó las fotos y algunas hasta las vendieron, pensando que su patrón ya había válido madre.

De alguna forma los comentarios de Othón Muñoz y de sus mismos empleados llegaron a preocupar al exgobernador, Rafael Moreno Valle, sobre todos los que no salieron a la luz pública, pero circularon a muy alto nivel, donde el líder huachicolero departía con botana y tragos con el mismísimo exgobernador, quien en todo momento negó a su benefactor.

Que al final le ayudó.

Y es que el Fiscal General, Víctor Carrancá Bourget, no cabía en disculpas.

Entre líneas, el comunicado que enviaba juraba y perjuraba que ellos habían hecho todo lo posible porque “El Cachetes” permaneciera en prisión, que habían agotado las pruebas necesarias para tratar de probar los delitos de portación de armas de fuego, además de drogas.

Las que les fueron sembradas.

Pero lo más real es que a Othón le cobraron una factura política.

Sobre todo, porque era o es uno de los principales benefactores del morenovallismo. 

Sólo que quienes se encargaron del trabajito picaron chueco y se le fueron encima por un delito que ya había abandonado, y por lo que incluso sus amigos políticos lo ayudaron para limpiarlo.

La herencia que le dejó a “Don Cachetes” el negocio de huachicoleo, además de millones y millones, amigos políticos lambiscones, fue la muerte de su hermano a manos del crimen organizado.

Quienes organizaron toda la farándula para detener a Othón Muñoz, se les olvidó ponerle aunque fuera un bidón con por lo menos 50 litros de gasolina, una manguera y un tubo para conectarse, pero no tuvieron tiempo.

Mejor pidieron una coperacha de dosis de droga que la banda llevara, además de unas armas para medio armar un chalequito, mientras que las redes sociales reventaban informando de su detención.

Además, poco se dijo de la golpiza que este hombre sufrió cuando se le ocurrió hacer comentarios de sus amigos, muchos de éstos a los que les mató el hambre.

Y resulta que a este hombre nadie lo ha acusado de robo de hidrocarburo, sino por la droga y las armas que le encontraron y que todos dicen le fueron sembradas.

La pregunta obligada sería si Othón Muñoz pagó nada más un millón de pesos, para obtener su libertad.

Nos vemos cuando nos veamos.