Usted debe de recordar que el jueves de la semana pasada elementos de la Agencia Criminal de Investigación (ACI), de la Delegación Puebla de la Procuraduría General de la República (PGR), desmanteló una casa de seguridad del presunto Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), en la colonia Santa María La Rivera, que dejó el saldo de 7 detenidos y un muerto.
Le comento de la detención más importante de la PGR de los últimos tiempos en Puebla, porque entre el enfrentamiento y el decomiso de armas de asalto, escuadras, granadas, vehículos, dinero, se dio un hecho, ya no tan insólito en una Fiscalía como la que nos ha tocado vivir.
Resulta que al lugar llegó personal de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), de la Fiscalía General del Estado (FGE), pero no para prestar ayuda a los agentes federales que tenían rodeada una casa donde se almacenaban armas y drogas.
Uno de los hombres que iba al mando les dijo a los federales, “disculpen esa casa es de mi familiar”, señalando el inmueble que estaba siendo asegurado.
El federal se quedó mirando a este personaje y le advirtió que se retirara, que adentro había muertos y armas decomisadas.
Este mando local se quedó callado y se retiró.
No les voy a decir que ese comandante se apellida Medellín, y ni siquiera voy a comentarle que éste es de los muchos casos de corrupción en los que se ha visto envuelta esta corporación.
Este hecho que le comento fue del conocimiento de muchos que estuvieron en ese operativo.
Todos ellos movieron la cabeza en señal de desaprobación, pero no pudieron hacer nada, más que comentarlo y solicitar el anonimato.
Ya para qué le sigo, de todos modos se la perdonaron los federales y sus jefes se la van a perdonar.
Y es lógico, es del equipo que llegó de la Ciudad de México.
Puro influyentazo.
Caso de impunidad en la FGE
Ocurrió en la carretera federal que va de Atlixco a Puebla.
Los personajes son una mujer de nombre Manola y un hombre, pareja de esta mujer.
Ambos se encontraban en estado de ebriedad y drogados.
Los dos se vieron involucrados en un hecho de tránsito y se les ocurrió dispararle a los ocupantes del otro vehículo.
El vehículo baleado es un Matiz.
Tras lo ocurrido llegaron policías y Manola y su pareja se dijeron influyentes, ella la hija de una agente del Ministerio Público, de nombre Amparo, de las que forman parte de equipo de trabajo del Fiscal Regional Jaime Huerta.
El hecho de que la mujer dijera ser hija de un servidor público, además del equipo al que pertenecía, cambió el panorama de los agresores.
Los del Matiz terminaron siendo responsables y jurídicamente tuvieron problemas.
Moraleja, nadie se mete con el equipo de Jaime Huerta.
Son los nuevos tiempos de la nueva Fiscalía General del Estado (FGE).
Nos vemos cuando nos veamos.